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Donde ya no pierde su casto nombre

Del culo pelado de nuestro tatarabuelo de los árboles a las sinuosas concavidades de Jennifer López han pasado, entre otras cosas, millones de años de vida de nuestra especie que, todo hay que

Del culo pelado de nuestro tatarabuelo de los árboles a las sinuosas concavidades de Jennifer López han pasado, entre otras cosas, millones de años de vida de nuestra especie que, todo hay que decirlo, en cuanto a los cuartos traseros ha mejorado notoria y, para ... algunos afortunados, también palpablemente. Hasta el punto de que tan estimulante zona, que a priori no vale nada más que para sentarse de forma más agradable y para que la columna vertebral no se venga abajo como las ruinas del Partenón, se ha convertido en objeto de deseo de generaciones y generaciones de seres humanos, y en objetivo prioritario de docenas de artistas que sucesiva y tercamente han puesto el punto de mira donde, quevedianamente, la espalda pierde su honesto nombre. Además, no me lo nieguen, es tan fácil, apetecible y tentador entrar por la puerta de atrás, entrar calladamente por la puerta de servicio...

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