Las disputas de Winnie Mandela por la herencia de su exesposo

Luchadora incansable, su espíritu rebelde y su carisma causaron un profundo impacto no solo en los ciudadanos sino también en las figuras políticas más relevantes del país, independientemente de su ideología. La prensa local ironizaba hace unos días diciendo que ha tenido que ser Winnie la que ponga de acuerdo, por primera vez, a los líderes de los tres principales partidos del país. Y es que todos y cada uno de ellos coinciden en alabar su figura.

También lo hizo Graça Machel , viuda de Nelson Mandela . La última esposa del fallecido líder se refirió a ella como su « hermana mayor » en una emotiva carta de despedida. De ella dice que fue una mujer valiente y una fuente de inspiración para todos. «Me consuela ver que has llegado a ser una de las estrellas más brillantes en el cielo donde permanecerás presente y radiante. Continuarás sirviendo como guía para tu amorosa familia, tu agradecida nación, nuestra amada África y para el resto del mundo», escribió Machel, conocida como la Jacqueline Kennedy africana . A pesar de estas cariñosas palabras, su relación no estuvo exenta de rencillas, y las envidias entre ambas se hicieron patentes especialmente durante los últimos días de Mandela.

En su lecho de muerte tuvo que soportar un espectáculo bochornoso protagonizado por algunos de sus allegados, quienes airearon los trapos sucios familiares y se pelearon abiertamente por sus bienes, entre los cuales se incluían 46 millones de rands (unos 3,1 millones de euros) y numerosas propiedades, además de los derechos de autor de sus publicaciones. El que fuera un símbolo universal de la reconciliación se casó tres veces y tuvo seis hijos -de los cuales solo tres viven-, 17 nietos, 12 bisnietos y cuatro hijastros de su tercera esposa.

La batalla legal por su herencia llenó páginas en la prensa internacional y Madikizela-Mandela, quien tuvo dos hijas con «Madiba» -apodo respetuoso para Mandela derivado de su nombre del clan Xhosa-, fue una de sus principales protagonistas. Casada con el veterano activista desde 1958 a 1996, Winnie ni siquiera apareció en las últimas voluntade s de su exmarido. A pesar de que fueron la pareja política más famosa del país y de que superaron los 27 años que Mandela pasó en la prisión de Robben Island , su matrimonio se rompió antes de que él se convirtiera en el primer presidente negro de Sudáfrica. «Nadie conoce a Mandela tanto como yo», declaraba Winnie hace poco. Sin embargo, los rumores de infidelidad por parte de ella podrían ser uno de los motivos por los cuales su exesposo decidió excluirla del testamento, redactado en 2004 y modificado en 2008.

Winnie Madikizela-Mandela, que negó que la familia estuviera involucrada en una batalla de «sucesión o dinastía», se enfrascó en una contienda legal en 2014 para reclamar la propiedad rural de Qunu (en la provincia del Cabo Oriental), una tierra que según ella le fue asignada en 1989. Una herida que seguía abierta y por la que se enfrentó al nieto mayor de Mandela, Mandla. Por esta razón, no es de extrañar que la activista antiapartheid se alineara con Makaziwe (primogénita de «Madiba») para que fuera ésta y no el nieto quien liderara la familia y se pudiese beneficiar de la lucrativa marca, la cual cuenta con más de 100 empresas. Makaziwe, de 60 años, y Zenani (hija de Winnie) llegaron a denunciar a su padre por apartarlas de las compañías por un supuesto desvío de fondos. Y es que a pesar de que estas dos importantes facciones de la familia no se llevaran bien en el pasado, compartieron la ausencia de un mismo padre y esposo que las tuvo que abandonar para dedicarse a la política por la liberación de un país.