Un posado sin mascarilla en Grecia, la última polémica vacacional de los Reyes de Holanda

Pero este año no ha sido posible. Recientemente, cuando la casa estaba deshabitada, unos ladrones saltaron la verja y forzaron la puerta, causando diversos destrozos, por lo que la seguridad de la casa quedó comprometida. Y este es el motivo por el que decidieron cambiar de destino y poner en funcionamiento el inmueble que compraron en 2012 en Doroufi, en el sur de Grecia, que había pertenecido anteriormente al fotógrafo y publicista alemán Manfred Rieker .

Tras cerrar un tramo de playa con el permiso del Gobierno griego y construir una casa adjunta para el personal de seguridad, solo faltaba un detalle. Con tres hijas adolescentes, la familia busca el máximo grado posible de intimidad, de modo que Máxima y Guillermo consideraron conveniente adquirir un yate en el que poder disfrutar del verano y tomar el sol mar a dentro y lejos de los curiosos. La embarcación les costó dos millones de euros , un Wajer 55 de 16 metros, construido en Hegg (Países Bajos), del que solo se fabrican 50 unidades. Es considerado el yate más pequeño del mundo, pero aún así demasiado lujoso a juicio del diario sensacionalista «BILD», muy influyente por tener la tirada más alta de Europa y al que le han parecido poco apropiadas estas caras vacaciones en tiempos de coronavirus. Sus acusaciones de frivolidad se repiten portada tras portada.

Guillermo y Máxima tuvieron oportunidad de conocer esta zona del Egeo durante la boda de Tatiana Blatnik y Nicolás de Grecia , en la isla de Spetses. Fue entonces cuando decidieron adquirir una casa de vacaciones que terminarían encontrando a 160 kilómetros al sur de Atenas, una finca de 4.000 metros cuadrados que costó en su día 4.700.000 dólares y que Máxima redecoró a su gusto, recabando críticas por sus gastos. La propiedad tiene tres casas sobre la costa del mar Egeo. La residencia cuenta, en la planta principal con la habitación de matrimonio, que está equipada con jacuzzi y una sala de estar de 100 metros cuadrados. En la planta superior hay otros dos cuartos, cada uno con su baño, y una sala de juegos. Fuera hay piscina, cancha de tenis y muelle privado desde el que estas vacaciones zarpaba casi a diario el «Alma». Tarde o temprano tenía que pasar y los fotógrafos llegaron hasta la Reina Máxima en biquini. La publicación de las fotos no ha gustado a la Casa Real, habitualmente acostumbrada a la disciplina de la prensa holandesa.

Debido al estricto protocolo que regula información sobre la Familia Real, los medios holandeses solo están autorizados a publicar imágenes si son tomadas en un momento en que está cumpliendo con ningún compromiso oficial. Esta normativa permite establecer una línea roja entre la vida pública y la privada, al tiempo que la familia disfruta de actividades completamente normales. Amalia , la Princesa Heredera, por ejemplo, ha estado trabajando es pasado mes de junio en una cafetería. Como la mayoría de los holandeses de su edad, aprovecha parte de las vacaciones para trabajos ocasionales, costumbre muy extendida en todo el norte y centro de Europa. Se trataba de un local de playa en el sur de Holanda en el que ha servido café a cientos de visitantes, que naturalmente la han reconocido. Pero la prensa holandesa respeta esos tiempos de vida privada.

No así la prensa griega, ni algunos periódicos alemanes, que siguen la actualidad de las casas reales europeas con gran profusión de detalles. En este minuto a minuto de las vacaciones de Guillermo y Máxima, ha sido también criticado el paseo por la isla de Milos del pasado fin de semana, durante el que algunos admiradores quisieron fotografiarse con ellos, a lo que accedieron. En las fotos, se aprecia que Máxima no llevaba maquillaje ni tampoco mascarilla, un detalle de relajación considerado como un mal ejemplo. Los Reyes de Holanda han reconocido su error y en las redes sociales han pedido disculpas: «Apareció en los medios una foto en la que mantenemos muy poca distancia de seguridad . En la espontaneidad del momento no reparamos en ello y, por supuesto, deberíamos haberlo hecho porque el cumplimiento de las normas del coronavirus también es esencial en las vacaciones».