Cumbre familiar en Sandringham para abordar la crisis de los Sussex

El anuncio de Meghan y Harry tras su regreso de Canadá cayó como una bomba en Reino Unido. Tras la publicación en Instagram en la que afirmaban que «después de muchos meses de reflexión y discusiones internas, hemos decidido hacer una transición este año y empezar a dar un paso atrás hacia un nuevo puesto en esta institución» y en la que aseguraban que «nuestra intención es dejar de ser miembros senior de la Familia Real y trabajar para ser independientes financieramente mientras seguimos apoyando por completo a su Majestad la Reina», Meghan volvió a Canadá, donde habrían dejado al pequeño Archie de 8 meses al cuidado de su niñera y de una amiga, mientras que Harry se quedó en la capital británica para mantener sendas reuniones con la familia con el fin de tomar acciones concretas para poner en marcha su separación.

Según publicó «The Sunday Times», Guillermo, duque de Cambridge, le habría confesado a un amigo que «he puesto el brazo alrededor de mi hermano durante toda la vida y ya no puedo hacerlo» , evidenciando la gran distancia que existe actualmente entre los hermanos. No obstante, ambos tendrán que sentarse a la mesa junto a su padre y a su abuela para buscar la mejor manera de llevar a cabo el plan de los duques, lo que será cuestión de meses, ya que tal y como respondió el palacio de Buckingham al texto de la pareja, «las discusiones con los Duques de Sussex están en etapas tempranas» y aunque «entendemos su deseo de tomar un rumbo diferente, son cosas complicadas que llevan tiempo resolver».

Así, esta convocatoria de la Reina Isabel II sería apenas el comienzo de las negociaciones entre las partes. Según indicaron algunos medios, Meghan se unirá vía telefónica a esta primera reunión . Esta llamada de la monarca confirma las palabras de William Hanson, experto en protocolo real, que en un encuentro en Londres con los corresponsables de la prensa extranjera aseguró que «la Reina es una mujer pragmática y está buscando una solución pese a estar molesta».

Y es que la cuestión no es sencilla, sobre todo porque los Duques no pretenden desligarse por completo de los Windsor, sino mantener un pie en Norteamérica, presumiblemente en Canadá, y otro en Reino Unido, lo que plantea muchas preguntas : ¿renunciarán a todo su sueldo público?, ¿pagarán ellos la seguridad privada? ¿mantendrán su residencia de Frogmore Cottage? Además, será necesario definir qué significa en la práctica «ser independientes financieramente», es decir, evaluar su nuevo modelo de trabajo, así como la relación que mantendrán con la monarquía.