Concha Velasco: «Me arrepiento de haber contado cosas de mi vida en televisión por dinero»

«Yo lo que quiero es bailar» es la frase que le respondió Concha a José Tamayo cuando éste, en una ocasión, la vio triste. El espectáculo, dice la actriz, es un repaso por su vida , salpicado de canciones, algunas de las que ha interpretado en cine o teatro y otras que significan algo especial para ella. Es, añade, un espectáculo divertido, sincero y, por ello, también agridulce. «Ha sido un trabajo inmenso contar tu vida con las palabras de otro –dice­–. He tenido que luchar para no improvisar».

Confiesa que subirse al escenario cada día supone para ella una catarsis. «Cuando nació mi hijo Manuel tuve que confesarme para poder bautizarle. Desde entonces, jamás me había sincerado tanto como cuando les conté mi vida a Pou y a Rubio». Pero son, asegura, unas memorias autocensuradas. «No quiero meterme ni ajustar cuentas con nadie; tampoco presumir ni decir lo estupenda que yo soy. Únicamente quiero hacer lo que debo. Esta obra me ha servido para hacer examen de conciencia, y quiero que los años que me quedan por vivir sean los más dignos . Me gustaría morir sin miedo. Yo he trabajado mucho porque necesitaba trabajar. Pero me he dado cuenta de que no hace falta crearse tantas necesidades económicas. Y me arrepiento, por ejemplo, de haber ido a los programas de televisión a contar cosas muy íntimas de mi vida por dinero. Así que ya no más…»

El personaje de Madame Rosa en «La vida por delante», asegura, la marcó. «Siempre he procurado que los personajes no me influyan, pero algunos te dejan huella: Santa Teresa, Madame Rosa… Tenía una forma de ver la vida, de querer a las personas». El carácter de la obra –trágica y triste–, tiñó su vida durante un tiempo. «Yo tenía un carácter agriado, estaba cansada y estresada –dice– no estaba nunca en casa. Mis hijos, como antes mi madre, son mi conciencia, y me dijeron que estaba cada vez más antipática, que les contestaba mal y que me enfadaba a menudo. Eso me hizo ver la luz. Me he dado cuenta de que mis hijos, mi familia, son mi prioridad . Siempre lo he sabido, pero algunas veces lo olvidaba. Por eso ahora quiero ahora dedicarme a ellos… Y también a mí misma. Soy una jubilada. Y quiero cuidarme más que nunca. Mi día de descanso, por ejemplo, ahora es sagrado. Quiero poder ir al cine, al teatro, dormir bien. Hacer la vida que a mí me gusta.