Claudia Schiffer, los 50 años de un icono de la moda

Parece claro que, a punto de celebrar su 50 cumpleaños (será el 25 de agosto), la Schiffer está dispuesta a contar su propia historia. De lo contrario, se habría hecho para la exposición con fotografías imprescindibles y de sobra conocidas que, al menos hasta ahora, no figuran en el catálogo, como las de Peter Lindbergh , fallecido el 3 de septiembre del pasado año y cuya cámara daría forma al fenómeno top model. O las también legendarias de Helmut Newton, cuya obra hoy es seguramente la más valorada en el mercado.

Claudia Schiffer ha preferido el trabajo, por ejemplo, de la alemana Ellen von Unwerth, quien siempre presentó a una fémina juguetona y erótica, sugiriendo un diálogo sobre la mujer como objeto en el mundo de la moda. El fenómeno de las top model difícilmente supera una mínima revisión desde la mentalidad actual, en la que el punto de vista del movimiento #MeToo ha forzado un debate sobre el acoso sexual y la desigualdad de género en el ámbito laboral. Pero con su elección, Schiffer parece sugerir que ya en los 90 existía al menos el germen de esa reflexión en aquel privilegiado grupo de modelos que, por primera vez en la historia, tomaron las riendas de sus propias carreras profesionales.

Otra de las fotógrafas elegidas, Corrine Day, es más famosa por sus retratos de Kate Moos que por los de la propia Schiffer. Entre ellos, los que en 1993 le encargó Alexandra Shulman para el mes de junio de la edición británica de «Vogue», con la intención de difundir moda de lencería. Las imágenes de Moss, a sus 19 años, causaron un escándalo mediático, con periódicos desde el «Daily Mail» hasta «The Independent» afirmando que eran horribles, explotadoras y al borde de la pornografía infantil. Schiffer reivindica, por tanto, cierta veta revolucionaria o rompedora que en los 90 pasó totalmente inadvertida para el público. Sí, las top model eran guapas y ricas, y ella desea añadir que también eran lo que hoy llamaríamos empoderadas.

En su espléndida madurez, la top vive centrada en su familia y en proyectos con los que, como este, va experimentando otras facetas. Tras su mediático noviazgo con el ilusionista David Copperfield , entre 1994 a 1999, se casó en 2002 con el productor británico Matthew Vaughn, hijo ilegítimo del actor estadounidense George Harley Drummond y con quien tiene tres hijos: Caspar Matthew , Clementine y Cosima Violet . Ahora, a sus 50, hace balance de una década prodigiosa con una muestra muy personalista, en la que se reflejará «el dinamismo» de la época que la vio triunfar.