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El ciclón Trump remueve las culpas sexuales de Bill Clinton

Denuncias por violación o acoso y relaciones en el Despacho Oval ensombrecen su pasado

MANUEL ERICE

Estados Unidos , el extraordinario país que hace acopio de lo mejor y lo peor del ser humano, ha tenido en Bill Clinton al perfecto ejemplo de esas dos caras. Considerado uno de los mejores presidentes de las últimas décadas, su alabada gestión económica ... y en política exterior corrió en paralelo a una estruendosa vida personal llena de sobresaltos sexuales. Al político originario del pequeño Little Rock (Arkansas) se le puede aplicar, mejor que ningún otro, la máxima de «cherchez la femme» (busca a la mujer), para explicar la tórrida serie de incidentes que a punto estuvo de provocar la primera destitución de un presidente por sus impulsos genitales . Además de un pasado de denuncias por violación o acoso sexual, aunque fueran sobreseídas, el tórrido comportamiento de Bill también ha marcado la imagen de ambición desmedida de su mujer, Hillary, capaz de no rechazar como mujer y esposa un engaño y vergüenza continuados, según le reprochan sus críticos.

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