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Cayetano Martínez de Irujo: «Al principio me salían con mis hijos reacciones de quererles pegar»

El Conde de Salvatierra se sincera sobre su dura infancia y la relación actual con sus hermanos

Cayetano Martínez de Irujo, durante su intervención en el programa en «Arusitys Prime»

ABC

Cayetano Martínez de Irujo se ha sentado de nuevo en un plató de televisión para promocionar su nuevo libro «De Cayetana a Cayetano», en el que plasma su vida. Sus memorias solo han servido para levantar nuevos muros entre los hermanos y avivar viejas rencillas y, su intervención en el nuevo programa de televisión de Alfonso Arús «Arusitys Pime», de Antena 3, no ha ayudado para arreglar las cosas.

El Conde de Salvatierra está muy dolido con sus hermanos . Lo peor para el hijo de la Duquesa de Alba es que no le mandasen ningún tipo de mensaje o le fuesen a ver al hospital cuando tuvo que ser intervenido de urgencia recientemente. «Puedes tener cualquier sentimiento de odio, tristeza, enfado, etc. Pero la humanidad está por encima de todo. Que no me hayan mandado ningún mensaje y los sobrinos tampoco, porque están influenciados, ha sido un antes y un después», ha dicho durante su intervención.

Tampoco entiende que ninguno de ellos le haya agradecido su gestión de la casa de Alba . Asegura que él se encargó de todo: «Sin mi gestión la casa Alba estaría hundida porque la ha salvado la donación». Pese a todo no ha querido hablar mal de ellos, aunque sí les mandó un contundente mensaje: «Llevo toda mi vida callado. Dejadme ser yo».

Una infancia marcada por el maltrato

No fue hasta este verano cuando Cayetano Martínez de Irujo desveló la dura infancia que vivió. Fue maltratado por sus cuidadoras, una de ellas le pegaba palizas con una vara de bambú, y no se lo contó a sus madre hasta que cumplió los 30: «No le conté nada a mi madre porque no me atrevía. Hasta que no tenía los ojos bien, la nani no me dejaba bajar».

Su infancia le marcó tanto que lo que le salía al principio con sus propios hijos fue esa violencia . «Les traté mucho más mayores de lo normal y les di mucho más. Todo me lo hice yo desde los seis años, pos eso a ellos quizá les traté demasiado mayores y por otro lado, al principio me salían reacciones de quererles pegar, sobre todo a Luis, por cosas absurdas. Era la violencia que habían tenido conmigo», reconoce. Nunca llegó a tener miedo de ser padre. Para él sus hijos (Luis y Amina) fueron una bendición.

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