El G7 de Brigitte Macron: pimientos y chocolate, con los antidisturbios de fondo

En la cumbre del G7, el próximo fin de semana en Biarritz, también participará Giuseppe Conte , primer ministro en funciones de Italia, católico, aunque separado de su esposa y con un hijo de 7 años. El lío político en curso dejó en suspenso el perímetro de la delegación italiana.

La agitada vida sentimental del primer ministro británico, por su parte, ha exigido ciertas dosis de «comprensión y liberalidad» para dar con el encaje protocolario que corresponde a su compañera. La esposa del primer ministro japonés siempre destaca por su independencia de criterio: fingir que no habla inglés para no discutir con Melania Trump . Detalle a manejar con mucha diplomacia que evita un choque de faldas americano-japonesas.

Resueltos estos promenores sensibles, Brigitte y sus consejeros en materia de comunicación han decidido que lo más razonable es montar algo lo más informal posible, con cierto tono «campestre» y con «sabor local». Así, la diminuta localidad de Espelette (2.100 habitantes) reúne todos los requisitos: productos autóctonos con mucho color -un pimiento célebre, un chocolate original...- , una geografía propicia para los paseos rústicos y gastronomía quizá poco cosmopolita, pero rica en sabores tradicionales. Espelette apenas está a 25 kilómetros de Biarritz y a dos pasos de dos o tres clubes de golf muy reputados y frecuentados por vascos de uno y otro lado de los Pirineos. Tiene un mercadillo local rústico y simpático.

Los grandes pimientos españoles -rojos, verdes, morrones, piquillo, riojanos, ñoras...- pueden competir muy alto en la escala Scoville, que mide el picor o pungencia de esta hortaliza. Los de Espelette tienen una característica única: no pican en absoluto . Y permitirán a Brigitte Macron montar un número de «pirotecnia» gastronómica. Se prestan al pimiento de Espelette virtudes incluso estimulantes para una vida íntima intensa, detalle que ha recordado la primera dama de Francia con cierta picardía.

En el caso de la gira turística prevista por Brigitte Macron para distraer a sus invitadas, la gastronomía del pimiento local, francamente viril y estimulante, tendrá el complemento muy aconsejable de paseos a pie, en bicicleta o en cómodos vehículos, escoltados por varias compañías de CRS (Compañías Republicanas de Seguridad, antidisturbios), bien pertrechadas de porras (de fabricación nacional) y gases lacrimógenos.

La primera dama de Francia ha pedido a su esposo que dé consignas estrictas a su ministro del Interior, Christophe Castaner -mujeriego empedernido, incluso durante la crisis de la franquicia de los chalecos amarillos-, para evitar una presencia demasiado visible de los servicios de seguridad.

El servicio de comunicación del Elíseo, por su parte, ha instruido sobre la cobertura gráfica del programa festivo concebido por Brigitte Macron. La primera dama espera que su médico termine quitándole el cabestrillo que se ha visto forzada a usar en los últimos días tras un accidente menor, entrando y saliendo de una embarcación de recreo en la playa del Fuerte de Bregançon, donde la pareja presidencial pasa sus vacaciones.