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Los Bercow, un show dentro y fuera del Parlamento británico

La vida conyugal del speaker de los Comunes ha suscitado tanta atención como su actividad política

John Bercow y su mujer Sally, con la que se casó en 2002 FP
Ana Mellado

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Un hombre pequeño -1.68 metros- con una boca muy grande y un ego desmedido. El guardián del Parlamento británico abandona. En plena ciénaga del Brexit, se apaga la voz grave y rasposa de quien durante una década se desgañitó tratando de poner «Oooorder!!!» en el gallinero de Westminster, ataviado siempre con su toga y estrambóticas corbatas, pero renunciando a la arcaica peluca. No se apea por motivos políticos, ni por su guerra abierta con la bancada dura de los tories, sino por motivos más personales. Renuncia a su puesto de árbitro y moderador en la Cámara de los Comunes para poner orden en su vida conyugal .

Sí, porque John Bercow (56 años) pernoctaba en el Palacio de Westminster, mientras su mujer Sally (49) y sus tres hijos Oliver , Freddie y Jemima se afincaron en una casa en Battersea de 1,2 millones de libras, frente al Támesis. En palabras de la propia Sally, «no soportaba las goteras, los controles y a todos esos políticos del siglo XVIII mirándome desde los cuadros de los pasillos de Westminster».

Y lejos del Parlamento, con su marido bien entretenido con el curso político, Sally se echaba a los brazos del primo de político , Alan Bercow -casado con Erica , una americana-. Una aventura extramarital que se prolongó un año y con la que la prensa amarillista se hinchó a vender ejemplares, desentrañando las intimidades de los adúlteros. «Siempre he sido una terrible esposa. No soy buena para el matrimonio», confesó allá por 2015 cuando se destapó el pastel. Él la perdonó y continuaron con su matrimonio, que se remonta al año 2002.

«Gran Hermano»

Pero esta no es la única vez que Sally Bercow , declarada laborista y a la que se atribuye el viraje a la izquierda de su marido, ha logrado robar el foco de atención. En 2011 participó en la edición británica para famosos de «Gran Hermano», posó desnuda tras una sábana para el vespertino gratuito «Evening Standard» afirmando que el puesto de su marido «actúa como un afrodisiaco» y lleva una pegatina en el parabrisas del coche que reza: «Bollocks to Brexit» (a la mierda con el Brexit) y que ha desatado una oleada de críticas hacia su cónyuge. «Ella tiene derecho a expresar su punto de vista: esa pegatina no es mía y aquí se acaba la historia», se defendió. Sally siempre se ha sentido cómoda instalada en la polémica, incluso a sabiendas de que perjudicaba la imagen del político. Él le ha perdonado todo y esta semana, cuando anunció que se retiraba, enunció con lágrimas en los ojos que le había prometido a su mujer que sería la última legislatura. La elección del nuevo presidente de la Cámara de los Comunes se llevará a cabo el próximo 4 de noviembre, mediante votación secreta.

Sally Bercow ABC

Tres hijos

A partir del próximo 31 de octubre -día en el que abandone el cargo-, Bercow podrá dedicar más tiempo su hijo mayor Oliver, quien padece autismo y a los dos más jóvenes, que estudian en el bautizado como «Eton de los socialistas», en Holland Park. El pasado miércoles, los tabloides ingleses desvelaban que Sally, quien ejerce como miembro del consejo de la escuela, invirtió 10.000 libras en velas de Jo Malone y pintura de Farrow & Ball. Un auténtico dispendio.

Sally proviene de una familia acomodada y se formó en Marlbourgh, el colegio de élite para mujeres en el que también estudió Samantha Cameron. Se matriculó en Teología en Oxford, pero sin éxito. Duró dos años.

Bercow, nieto de inmigrantes judíos y rumanos e hijo de un modesto conductor de taxi, hizo sus pinitos en el tenis, llegando a ser el campeón junior de tenis de Inglaterra . Desertó por culpa del asma. Acudió a la Universidad de Essex, lejos del relumbrón de las aulas de Oxford, pero su inteligencia y ambición le llevaron lejos. En las elecciones generales de 1997, Bercow fue elegido miembro del Parlamento por Buckingham y en 2009 accedía a la portavocía de la Cámara de los Comunes.

No está claro qué planes tiene Bercow después de abandonar la silla del presidente. En 2011 se le preguntó cuándo planeaba retirarse y contestó que haría el trabajo por un máximo de otros 9 años. «Estoy disfrutando el papel y tratando de marcar la diferencia, y luego desapareceré», dijo. A partir de ahora, Bercow solo pronunciará «Oooorder!!!» para llamar a su gato, al que bautizó con su grito de guerra más parodiado.

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