Bárbara Rey: «Fue el hombre que más me amó y el que más daño me hizo»

05/05/2010 a las 00:00h.

Su voz está rota, pero va recuperando fuerzas a medida que hablamos. Bárbara Rey fue la esposa de Ángel Cristo desde 1980 a 1988. En ese tiempo nacieron sus dos hijos, Sofía y Ángel, hoy huérfanos de padre tras la repentina muerte del domador que ... falleció en el hospital de Alcorcón la noche del pasado lunes tras una parada cardíaca. Horas antes se encontraba en un coche con un conocido cuando empezó a sentirse mal. Le dejaron en un ambulatorio y desde allí le mandaron en ambulancia al hospital. «Llegó sin documentos, sin identidad, sólo, sin teléfono. Yo me enteré por una llamada de un programa. En cuanto lo supimos fui con mis hijos al hospital. Ya estaba inconsciente. Los médicos me han dicho que no ha sufrido. Tuvo varios paros cardíacos seguidos y ya no pudieron hacer nada», me explica Bárbara.

Fue el número uno en su profesión, el domador por excelencia, el empresario circense que hizo de su negocio un imperio. Nació y creció en el circo (hijo de la contorsionista Margarita Dordi, «la pequeña Carolina», y del trapecista griego Christophol Papadópulos) y sus mayores alegrías las sintió precisamente en el interior de esas carpas o en la jaula de unas fieras que domó como pocos antes lo habían hecho. Desde niño sintió atracción por los leones y eso le llevó a debutar como domador en 1966. Rápidamente aprendió un oficio que había mamado y que le hizo convertirse en empresario montando el Circo Ruso donde llegó a tener hasta 300 trabajadores. Fue su epoca dorada.

Fue en ese tiempo cuando Bárbara Rey, la mujer más despampanante del panorama mediático de esos años, se cruzó en su vida... «Ha sido el hombre que más me ha amado y también el que más daño me ha hecho», me confiesa entre lágrimas. «Me da mucha pena lo que ha hecho con su vida. Ni mis hijos ni yo hemos podido ayudarle porque cada vez que lo hemos intentado nos ha alejado. Han pasado cosas tan horribles que no podíamos estar cerca suyo. Mi único consuelo es que ahora está en paz. Es lo que le digo a mis hijos que están destrozadados, que su padre ha descansado. Ángel era un hombre creyente y por eso vamos a respetar sus deseos y enterrarle en el cementerio de La Almudena. Hoy (por ayer) le van a practicar una autopsia y el velatorio lo haremos en el hospital. Su sobrino se está ocupando de todos los trámites porque es el más entero. Por desgracia su madre ( hermana de Cristo) está muy delicada de salud y permanece ingresada en un hospital», dice.

Con la incorporación de la actriz al reparto, el circo de Ángel Cristo siguió creciendo. Viajó por toda la geografía española y facturó millones en larguísimas giras, pero se fue a pique casi al tiempo que su propietario se iba hundiendo. Los gravísimos accidentes que el domador ha sufrido por sus fieras dejaron graves secuelas en su salud. Zarpazos que se sumaron a una vida desordenada en la que las drogas y el alcohol circulaban libremente.

Tras su ruptura con la actriz llegaron las acusaciones. Años después Bárbara confesaría haber sufrido malos tratos del padre de sus hijos. Más tarde el propio Cristo confirmaría esos hechos a la vez que reconocía su adicción a la cocaína. También sus hijos relataron algunos de los momentos más trágicos de su infancia. Por eso la ruina de Ángel Cristo ha sido en todos los sentidos. «Mis hijos y yo nos prometimos que si él faltaba antes que nosotros acudiríamos a su lado. Como hemos hecho. También su sobrino, con el que no se hablaba desde hacía tiempo, sabía que esto iba a pasar y que él se iba a ocupar. Siempre que Ángel ha estado ingresado ha recurrido a nosotros». Por esto es por lo que Bárbara no entiende el papel que hace la última pareja de Cristo que «una vez más no estaba con él cuando se puso mal». «Sólo quiero quedarme con las cosas buenas que tenía, por desgracia los errores que cometió mira cómo los ha pagado», concluye apenada.

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