Balance de estilo para una visita histórica

Doña Letizia ha recurrido a «sus clásicos»: profusión de pochettes de mano, pocas joyas y una mayor parte de prendas de factura española. Ha repetido atuendos , ha sido fiel a las casas donde compra los zapatos -con modelos de Prada, Lodi y Magrit -, y sus peinados han fluctuado entre los recogidos con trenzas y la melena suelta.

Pero es evidente que la Reina ha hecho un esfuerzo a la hora de elegir, buscando tonos más «regios» , como los azules oscuros, y tomando de su joyero algunas de las piezas principales. Por ejemplo, la «tiara Flor de Lis», que regaló Alfonso XIII a Victoria Eugenia con motivo de su boda en 1906. En esta ocasión, la Reina ha llevado la tiara mejor colocada que en febrero de este año, cuando la llevó con motivo de la cena de gala ofrecida al presidente de Argentina, Mauricio Macri .

Poco dada a los sombreros, Doña Letizia también ha apostado por uno para su visita a Buckingham, si bien el modelo de María Nieto , realizado por Ros Rodríguez Nieto , sobrina de la sombrerera, era algo cursi. En sombrerería, las diferencias sutiles resultan muy evidentes . Doña Letizia, no obstante, ha triunfado en sus encuentros con su «rival», que no era Catalina de Cambridge , sino la mismísima Isabel II.

Doña Letizia brilla como Reina con los conjuntos de corte años 50, con faldas plisadas monocolor de largo midi. Así fue el atuendo con el que visitó Bruselas hace un par de años y así ha sido el conjunto que lució ayer durante su despedida del Reino Unido . La falda era una prenda de la empresa británica Topshop de 90 euros, ahora incluso rebajada. El bolso de rafia, hecho a mano, una pieza exclusiva diseñada por Susana Cruz para la marca española Suma Cruz.

Favorecedor y elegante, este vestido azul oscuro de escote asimétrico y ligero drapeado superior, ha sido una impecable elección. Aunque parece ser de Carolina Herrera , recuerda a algunos modelos lucidos por Rania de Jordania , como el vestido que llevó la reina jordana a la boda de Victoria de Suecia . Destacaron la tiara floral que tanto le favorece , las pulseras gemelas de Cartier y unos impresionantes pendientes de diamantes y zafiros que no había llevado antes.

La salida de España y la llegada al Reino Unido, la realizó Doña Letizia vestida con un conjunto blanco roto de top y falda recta sobre la rodilla de Hugo Boss , un modelo que ya ha utilizado en numerosas ocasiones y que quizás contrastaba en exceso con la lluvia y la temperatura londinenses . Le faltaba lo propio de una llegada a otro país, una manga o una chaqueta. La Reina llevó su propio paraguas negro al llegar al aeropuerto de Stansted.

Entre los accesorios con los que Doña Letizia no se encuentra cómoda , está el sombrero. Pocas veces los lleva y hace bien, pues se trata de una apuesta personal que no favorece a todo el mundo . El elegante conjunto amarillo que lució la Reina para su llegada al palacio de Buckingham el miércoles pasado, iba tocado por un sombrero de la marca María Nieto , más propio de las cursiladas retro de Catalina de Cambridge , con demasiadas flores junto a la frente.

Para visitar al Príncipe Carlos y a Camilla Parker-Bowles en Clarence House, escogió el rojo y más concretamente, un modelo de la marca británica Burberry , con bolso de mano del mismo tono y salones en color «nude» de Prada . Se trataba de un vestido con corte similar al de las gabardinas de la famosa casa británica , con cintura ajustada, grandes solapas y hebillas. Con un precio de 550 euros, los combinó con pendientes de piedras rojas.

El precioso vestido rojo de Felipe Varela que la Reina llevó a la cena de gala de Buckingham Palace, se parecía a un modelo de Zuhair Murad de 2016. Doña Letizia, consciente del joyero de la Reina Isabel, escogió la importante tiara «Flor de Lys». El único detalle desafortunado fue no recordar que sería vista y fotografiada junto a una reina de 91 años , y el escote de estilo «bardot» destacaría en exceso los efectos del paso del tiempo en los demás.

Brilló en su visita a la Abadía de Westminster con un conjunto que ya había llevado con anterioridad y que siempre resulta un éxito visual y protocolario. Se trataba de una falda de vuelo de Carolina Herrera con apliques florales y camisa azul compañera. Azules eran también los pendientes de turquesas de inspiración griega que pertenecieron a Doña Sofía que no había lucido antes y un bolso de mano de Felipe Varela .