Arantxa Sánchez Vicario, en el tanatorio de su padre: «Mis hermanos me han vetado»

La laureada extenista había viajado desde Miami a la ciudad condal, en compañía de su marido, José Santacana, para dar su último adiós a su progenitor. A las 16:55 horas entraba en la capilla número 6 del tanatorio, tras abrazarse a su madre y romper a llorar. Tan sólo 20 minutos más tarde, la tricampeona de Roland Garros abandonaba la sala con gesto compungido. « Mis hermanos me han vetado. No puedo despedirme de mi padre porque no me han dejado» , declaró a la revista «¡Hola!». «Si no me veis en la misa es porque no quiero armar un espectáculo», afirmaba la deportista en referencia al funeral que se celebrará mañana a las 12.00 horas

Según ha podido saber ABC, el hermano de Arantxa, el también tenista Javier Sánchez Vicario, denegó a su cuñado el acceso en la sala, donde se congregaba toda la familia . Se produjo un forcejeo y la extenista intercedió para defender a su esposo.

Este desagradable escenario provocó que la viuda, Marisa Vicario, acabase sufriendo un desmayo. Una ambulancia del 112 se trasladó hasta el tanatorio para atenderla.

El gravísimo estado de salud de Emilio Sánchez Vicario, ingresado en la clínica Quirón de Barcelona desde principios de diciembre, había propiciado un gélido acercamiento familiar . El pasado fin de semana Arantxa hacía un hueco en su agenda para visitar a su padre en el hospital. No obstante las diferencias entre ambos eran irreconciliables.

En 2012, la que fuera «niña prodigio» del tenis presentó una querella contra su padre y su hermano Javier acusándoles de apropiarse de más de 16 millones de euros de su fortuna, ganada en la pista a golpe de raqueta. «Me han dejado sin nada, estoy endeudada con Hacienda y mis propiedades son muy inferiores a las que tiene por ejemplo mi hermano Javier , que a lo largo de su vida ha ganado mucho menos que yo», aseguraba en su libro «Arantxa ¡Vamos! Memorias de una lucha, una vida y una mujer» . Tras aplazar en varias ocasiones la vista ante el juez, en verano de 2015 se llegó a un acuerdo entre las partes y se desactivó la causa judicial. Aquello sólo supondría un acuerdo de paz momentáneo, insuficiente para subsanar las profundas heridas del pasado.