Alexandria Ocasio-Cortez, el nuevo icono de estilo norteamericano

Alexandria Ocasio-Cortez, nacida en el Bronx de Nueva York en 1989, ganó en las elecciones primarias del Partido Demócrata por el escaño del distrito 14 de Nueva York que se celebraron el 6 de noviembre de 2018, convirtiéndose en la mujer más joven elegida en el Congreso en la historia de los Estados Unidos. Hija de padres puertorriqueños, es miembro de la organización de Socialistas Democráticos de América. Ha sido objeto de críticas, entre otras, del Washington Examiner, por declarar no tener dinero para pagarse el primer mes de alquiler en Washington hasta recibir su sueldo como congresista, mientras vestía con prendas que cuestan más que la mensualidad de un apartamento en la capital.

Las minorías están de moda en el mundo occidental , y aún más en un país en el que ya dominan la demografía. Si los hispanos representan ahora el 17% de la población estadounidense, en 20 años serán el 25% de la nación. Alexandria recuerda físicamente a mujeres tan famosas como la polémica actriz y modelo - también de origen portorriqueño- Michelle Rodríguez , protagonista de Fast & Furious o Resident Evil, famosa también por su papel como la policía Ana Lucía Cortez en la serie de televisión Lost, y novia sucesivamente de Olivier Martinez , Gianluca Vacchi, Kristanna Loken y Cara Delevigne. El físico y el origen similar de Rodríguez y Ocasio parece haber impulsado la notoriedad de la recién estrenada congresista.

Ocasio-Cortez es muy consciente de que el estilo personal es un elemento clave a la hora de triunfar en política. Ha reconocido, incluso por escrito y en las redes sociales, copiar los estilismos de políticas de otras épocas a la hora de escoger sus atuendos públicos. Pero según la opinión pública, sus atuendos han resultado demasiado sofisticados para alguien que se declara socialista.

Que una mujer, hispana, joven y bella se convierta en congresista es injustamente polémico . Pero es más controvertido que defienda ideas socialistas -proponiendo incluso un impuesto sobre la renta del 70%- cuando su lista de la compra incluye tiendas de ropa y artículos de belleza de primer nivel y cuando se permite aparecer en la revista Vanity Fair ataviada con un traje de 3.500 dólares. Ocasio no ha dudado contestar a las críticas escribiendo en su cuenta de Instagram «si apareciera en el Congreso con un saco puesto, todos se reirían de mi y fotografiarían mi trasero ».

Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad de Boston, Ocasio-Cortez, lanzada, capaz y guapa, quizás esté captando la atención de la opinión pública cuando declara vestir de blanco en días clave como hacían las sufragistas o cuando va de marca mientras se muestra en contra de las medidas contra la inmigración. Pero no deja de invocar y alabar marcas y estilos del mundo capitalista , mientras defiende ideas de izquierdas. Intercala entre sus declaraciones socialistas su rutina de belleza coreana de seis pasos o su tono de «rouge» de la sofisticada marca Stila. Muchos medios y congresistas han señalado la hipócrita dicotomía sexista que supone alabar los ungüentos, vestidos y maquillajes de Ocaso-Cortez mientras que se critican los toques de autobronceador y extraños polvos de sol anaranjados que Donald Trump se aplica cada mañana con más o menos destreza.