Alaska: «No hay nada menos transgresor que un político»

-Para transgresora usted...

-No soy consciente de haber roto ninguna barrera o, por lo menos, no lo era cuando así lo hacía. Miro atrás y pienso, bueno sí, recuerdo cosas que hice hace años como los programas «La bola de cristal» o «La edad de oro» y resulta que transgredían. Muy a tu pesar te conviertes en un transgresor porque haces cosas distintas.

-¿En su libro están todas las que son?

-Están las que forman parte de mi mundo, de mi vida al día de hoy. Para este libro he hecho muchísimo ejercicio de brazos cogiendo libros de mi biblioteca. Son las mujeres que me han interesado o fascinado en algún momento.

-A Alaska la conocimos con 16 años siendo una punk y ahora tiene 40 y escribe libros. ¿Cree haber alcanzado ese grado de madurez que da el tiempo?

-Mi caso es un poco especial porque desde que tenía 14 años ya me creía que era muy madura. Siempre he sido lo que se llama una revieja y ahora, por contra, soy mucho menos madura que a los 20. Además nunca fui la clásica adolescente, pasé de niña a mujer y quién sabe si ahora retome esa época.

-Lo que sí ha sido es una mujer de mil caras: cantante, actriz, presentadora, escritora... ¿para cuándo el papel de madre?

-Cuando tienes un marido 11 años más joven todo cambia. Él puede tener hijos dentro de treinta años pero las mujeres tenemos siempre el tic-tac del reloj que va en nuestra contra... De todas formas, para nosotros un hijo son palabras mayores por lo que, de momento, hijos no.

-¿Hoy es transgresor o caduco hablar de igualdad de sexos?

-No es un tema solucionado. Aunque cada día hay más mujeres en puestos importantes es verdad que en el resto del mundo la situación no es así. En España, con la inmigración, estamos reviviendo situaciones con las mujeres que ya habíamos superado. Donde sí veo diferencias notables es en la generación de mi marido. Está educado en la igualdad y trabaja en casa igual que yo.

-¿Qué le parece el fenómeno de «superwoman»?

-Una trampa porque nadie puede abarcar tanto. Es difícil negarse a los retos u oportunidades que tienes pero siempre lo haces quitando tiempo de donde no hay, de tu sueño, de tu vida personal... Ocurre también con los hombres, pero la diferencia con las mujeres es que siempre tenemos que demostrar más. Es una agonía; físicamente no se aguanta esa vida pero la sociedad nos lleva a eso.

-Su infancia vino marcada por su abuela y su madre...

-Totalmente. Fueron transgresoras sin ser excepcionales. Eran de clase acomodada y se permitían sus licencias. El contraste cuando llegamos a España en el año 1973 fue lo más fuerte. Era hija de un tercer matrimonio de mi padre y del segundo de madre. Fue todo un «shock» en el colegio. Yo tengo más que ver con la juventud de hoy que con la de mi generación.

-No aparecen mujeres políticas de la actualidad en su selección.

-No hay nada menos transgresor que pertenecer a un partido político.

-¿Qué cambiaría de su mundo?

-Ahora mismo nada porque llevo un año cambiando todo. He cambiado de casa, de asistenta (llevaba con ella 12 años), de compañía discográfica después de mucho tiempo...

-¿Y eso?

-El último disco tuvo tanto éxito que la compañía independiente en la que estábamos ya no podía abarcar todo. Tras un acuerdo hemos fichado con la Warner, donde además nos han asegurado que los discos de Fangoria también van a salir en México, una espinita que tenía de siempre y que por fin me la quitaré.

-¿Para cuando nuevo disco?

-Para la próxima primavera. Nos gusta hacer las cosas con paciencia, disfrutando.

-¿Sigue siendo tan curiosa por todo?

-Siempre. No entiendo por qué la gente con la edad deja de interesarse por las cosas que hacía antes, ir a conciertos, comprar «fanzines»... A mí lo peor que me podría ocurrir es que me llevaran a una isla desierta. Por lo menos que me dejen Internet.