Los 35 años de Sara Carbonero

La estilosa madre de dos niños suele confesar que le encanta la «slow life», es decir, la vida a un ritmo más pausado, lejos del estrés que la perseguía cuando era la imagen de la información deportiva en la cadena de Mediaset. Por eso ha encontrado en Oporto un enclave muy adecuado , pues nada tiene que ver con el frenesí de Madrid.

A orillas del Océano Atlántico, la pareja se ha asentado en la exclusiva zona de Foz, a escasos metros del paseo marítimo y de la playa, donde les gusta aprovechar los días soleados para llevar a los pequeños a recrearse. Oporto subyuga completamente a Sara , con sus cuestas empedradas y su sabor añejo. Cuando Íker tiene ocasión, a los dos les gusta mucho dejarse ver por la Ribeira, que conduce al emblemático Puente D. Luis I. Y allí, en un extremo, se ubica el edificio de la Alfândega (Aduana), adonde acudió Carbonero días atrás para ver una exposición sobre el universo de Banksy, el cotizado artista urbano británico del cual se desconoce su identidad.

A la influencer toledana, con acreditado buen gusto, le fascina este tipo de estética, como ya demostró apoyando al creador local Hazul, un grafitero de Oporto que también juega al misterio y que inunda las calles de la ciudad con sus espectaculares diseños.

Carbonero, cada vez más activa a la hora de marcar tendencia, no deja de proclamar en cuanto puede que le subyugan el fado y la artesanía de Portugal, plasmada, por ejemplo, en la calidad de los jabones de Oporto y en las manufacturas de Guimaraes, que ella comercializa a través de su web Slow Love. «Ella se siente muy bien aquí en Oporto. Aparcó su carrera porque optó por acompañarme para que yo pudiera continuar disfrutando del fútbol. Entiendo que tuvo que ser una decisión muy difícil . Ahora está más tranquila. Yo le digo muchas veces que puede retomar su carrera porque es lo que a ella le gusta hacer. Todo es cíclico. Hoy por mí, mañana por ti», declaró el ex guardameta del Real Madrid hace unos meses.

Casillas triunfa en el equipo portugués, líder de la Liga portuguesa y cada vez más cerca de revalidar el título de campeón logrado el año pasado. «Un día me va a dar pena dejar esta ciudad. He hecho amigos y le he cogido cariño a Oporto . Nuestra intención es mantener aquí una casa para volver en el futuro. Dentro de algunos años, cuando termine mi carrera, vendré como un portista más», manifestó.

Su domicilio en Foz, cerca de Matosinhos, permite a Íker y Sara disfrutar de una gran calidad de vida . «Nos gusta salir, pasear por la Ribeira, ver el río e ir al Parque da Cidade», dijo el portero antes de añadir: «Hay siempre muchos españoles que vienen los fines de semana a Oporto, y en esas ocasiones no paro».