Obama, solo ante el glaciar

Durante su visita, el presidente quiso mostrar su apoyo a las comunidades indígenas de Alaska, pero, sobre todo, reforzar la que será una de las columnas de su legado presidencial: la lucha contra el cambio climático.

El día anterior, Obama dejó claro este mensaje de forma visual, delante del glaciar Exit, una impresionante formación de hielo que es la viva imagen de los efectos del calentamiento global. El glaciar, que ha retrocedido algo más de dos kilómetros desde que se midió por primera vez en 1815 y 57 metros solo en el último año, ofrece una estampa espectacular a pesar del deshielo.

«Esto es mucho mejor que estar en la oficina» , bromeó el presidente, del que se desconoce una devoción especial por la naturaleza. Más proclive a los ambientes urbanos, el único verde que de verdad le gusta a Obama es el de los campos de golf, su gran vicio -al menos desde que dejó, al parecer, el tabaco- y al que dedica buena parte de sus vacaciones.

Pero Obama se calzó las botas de trekking, los pantalones de montaña y una cazadora gris y se dio un paseo, él solo, ante la inmensidad del glaciar. En un territorio dominado por los picos de las montañas, los lagos, los osos y los alces, el presidente quedó extasiado por el coloso de hielo: «Tenemos que asegurarnos de que nuestros hijos puedan ver esto», aseguró parapetado por unas gafas de aviador.

En su paseo, Obama se detuvo un momento en una señal que marca dónde llegaba el glaciar en 1951. A lo largo del glaciar, estas señales marcan el retroceso del hielo, que ha dejado paso a árboles y helechos.

«Lo que indica, por el cambio de los patrones de invierno, con menos nieve, y veranos más largos y calurosos, es la rapidez con la que el glaciar desaparece. Deja claro el mensaje», afirmó Obama.

Las excursiones se produjeron después de una conferencia de países del Ártico para tratar el cambio climático, organizada por la Secretaría de Estado de EE.UU. en Anchorage -la principal ciudad de Alaska- a comienzos de esta semana. Obama fue el invitado estrella del encuentro, y su presencia da muestra de la importancia que el mandatario estadounidense da a esta batalla. « Sabemos que la actividad humana está cambiando el clima. Y sabemos que el ingenio humano puede hacer algo para detenerlo . Estamos empezando a ver lo que podría llegar a ser la voluntad política para que ocurra. Así que el tiempo para hacer caso a los críticos y a los cínicos se ha acabado. El tiempo de la ignorancia ha pasado. Los negacionistas están cada vez más solos, en una isla menguante», promulgó entonces Obama.

La actividad en los últimos meses de su administración en la lucha contra el calentamiento global ha sido frenética: Obama se ha comprometido a reducir en un 32% las emisiones para 2030 respecto a los niveles de 2005, ha arrancado un compromiso de China para que sus emisiones dejen de crecer en 2030 y está liderando los llamamientos a la comunidad internacional para que la decisiva cumbre del clima de París del próximo diciembre incluya un acuerdo de lucha contra el calentamiento global convincente.

Esta semana, montado en un barco, rodeado de fiordos, Obama no dudó en mostrar su entusiasmo por el medio ambiente. «Cuando deje de ser presidente, me veréis en esa cabaña» , dijo a los periodistas apuntando desde la cubierta del bote. Pero es más probable que vuelva a entregarse al golf en los campos de Martha’s Vineyard.