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Brigitte Bardot y el efecto contagio

En 1953, la actriz acudió a Cannes para presentar «Manina, la chica del bikini» y, de paso, estudiar las posibilidades promocionales del bañador de dos piezas

Brigitte Bardot y el efecto contagio ARCHIVO ABC

JESÚS LILLO

Un año antes de que Brigitte Bardot se presentara en las pacatas playas de Cannes en bikini, Pedro Zaragoza, alcalde y arquitecto de Benidorm, ya se había liado la toalla a la cabeza, rebelado contra la etiqueta franquista y permitido que las suecas se bañaran ... en las playas de su pueblo como Dios manda, y eso que los curas lo querían excomulgar . Por orden del señor alcalde estaba prohibido molestar a las bañistas, entendiéndose molestar por insultarlas, apedrearlas y otras arraigadas muestras de la expresividad local , aún por pulir para los estándares de un turismo de masas que en los primeros cincuenta se encontraba en fase de cimentación. El hormigón estaba todavía muy fresco. Con su pragmatismo habitual y consciente de que todo vale para el convento, Franco terminó por dar el visto bueno a una iniciativa textil con la que confirmó que lo cortés no quita lo caliente. En la Costa Azul, católica y republicana, todavía no habían llegado tan lejos.

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