Chelsea Clinton, de adolescente «rara» a mano derecha de Hillary

Chelsea, madre de un bebé de ocho meses, ha tomado una participación más notoria y activa en la campaña a la presidencia de su madre este año. Ya había advertido en 2013 que quería ganar mayor protagonismo público, y qué mejor que hacerlo como consejera de una candidata a la presidencia.

Chelsea Victoria Clinton nació el 27 de febrero de 1980 en Little Rock, capital del estado sureño de Arkansas. Es la hija única de Hillary y Bill Clinton. En 1993 se mudó a una nueva vivienda, la Casa Blanca, cuando su padre ganó la presidencia de los Estados Unidos. Algunas personas todavía conservan en su memoria la imagen de Chelsea como esa adolescente rara, con melena rubia de rizos alborotados y frizz descontrolado. Mucho ha transcurrido desde entonces y las cosas, entre ellas, su apariencia, han cambiado.

En 1997, Chelsea ingresó a la Universidad de Stanford, institución en la que obtuvo un grado en Historia con honores en 2001. En sus primeros años como universitaria tuvo que soportar uno de los mayores escándalos de la política estadounidense, y que precisamente involucraba a su padre. Corría el año 1998 y la prensa estadounidense descubrió que Bill Clinton había tenido una relación amorosa y sostenida con una becaria de la Casa Blanca, Mónica Lewinsky . Clinton (padre) trató de defenderse e incluso negó las acusaciones en una rueda de prensa. «Yo no he tenido relaciones sexuales con esa mujer, la señorita Lewinsky», dijo, mintiendo a millones de personas. En 2008, cuando apoyaba a Hillary Clinton en su primer intento para llegar a la presidencia, en Chelsea fue interrogada sobre ese escándalo durante una conferencia, y ella fue tajante en la respuesta: «No creo que eso sea de tu incumbencia».

Más allá de ese evento, en los cuatro años de estudios universitarios, Chelsea se mantuvo con un perfil bajo, como una estudiante más, aunque el gobierno hizo instalar cristal a prueba de balas en los dormitorios y enviaba agentes del servicio secreto encubiertos como estudiantes.

Tras obtener su título en Historia, Chelsea se sometió a un cambio de apariencia, al parecer, aconsejada por una amiga cercana de la familia, Donatella Versace. En 2002, al finalizar un máster en relaciones internacionales en la Universidad de Oxford, la hija de los Clinton regresó a los Estados Unidos y se unió a la firma asesoría McKinsey & Company. En el año 2006 empezó a trabajar como analista de la industria química para Avenue Capital Group.

A la fecha de hoy, el punto fuerte de Chelsea de cara a los focos de la opinión pública ha sido su labor en organizaciones benéficas internacionales. En su paso por la Fundación Clinton, de la que es vicepresidenta, se ha labrado la reputación de «nerd» de los datos, así como la de experta en gastar de forma eficiente y efectiva el dinero, según han descrito fuentes cercanas en la revista «TIME»

En 2008, Chelsea renunció a su trabajo para apoyar a su madre en su campaña presidencial. Hizo más de 400 eventos en 40 estados en solo cinco meses. En esa ocasión, a pesar de la intensa agenda, Chelsea se negó a dar entrevistas, e incluso rechazó a un niño de nueve años que le hizo una pregunta, ya que iba contra su política.

Las cosas han cambiado en esta ocasión, porque el contexto es distinto. En 2010, Chelsea contrajo matrimonio con su novio de cinco años, Marc Mezvinsky, banquero de Nueva York. Fue catalogada como la «boda del año», costó cinco millones de dólaresy se celebró en la mansión Astor Courts en Rhinebeck. Asistieron más de 400 invitados, entre ellos Steven Spielberg, la cantante Barbra Streisand y el ex primer ministro británicos Tony Blair. Los servicios secretos de Estados Unidos velaron por la seguridad del evento, y se cerró el espacio aéreo sobre la ciudad, para evitar el sobrevuelo de helicópteros de medios de comunicación.

Cuatro años después, Chelsea se convirtió en madre, una «profesión» por la que abandonó su puesto como reportera para la cadena NBC que mantenía desde 2011 y por el que percibía un escandaloso salario de 600.000 dólares anuales. Esa maternidad, que ha convertido en abuela a Hillary, ha empezado a ser usada como baza de campaña , en la que Chelsea ha cambiado de parecer y ha empezado a ofrecer entrevistas.

Chelsea ha aparecido en la portada de la revista «Elle» , dando una gran espaldarazo a su madre, aunque ya ha causado polémica por el vestido de 1.500 dólares y el brazalete de 7.000 que usó en la revista. Los analistas han señalado que la «nueva y madura» hija única de los Clinton ha logrado que Hillary parezca más accesible y cercana. También se ha convertido en una portavoz legal y valiosa de la candidata.

«Chelsea tiene su propio bagaje y su astucia política. Ella forma parte de una historia multigeneracional de los Clinton. Ella es un activo muy importante», ha valorado la estratega demócrata Celinda Lake.

«Tiene todas al cualidades del padre y de la madre. Podría decir que tiene 'algo más' pero no creo que eso sea necesario», dijo a «Politico» el analista de capital de riesgo y amigo de la familia, Alan Patricof. Aunque ya funge como mano derecha, consejera y portavoz de Hillary, aún no se sabe qué papel jugará en realidad Chelsea. «Sea lo que sea que haga, ella lo hará de forma excepcional (…) Algún día tendrá una posición política y de liderazgo, bien sea dirigiendo una empresa, una fundación o un país», ha opinado Patricof.