Sandra Ortega sigue cultivando sus repollos y patatas

Un año después de la muerte de su madre, Rosalía Mera, la mujer más rica de España prosigue su vida sencilla

Sandra Ortega sigue cultivando sus repollos y patatas efe

p. abet

Ajena a los focos y a los medios de comunicación, muy pocos ponían cara hace un año a la que a día de hoy es la mujer más acaudalada de España. Fue la inesperada y trágica muerte de su madre, Rosalía Mera -cofundadora del imperio ... Inditex y alma máter de la Fundación Paideia- la que desterró del anonimato el nombre de Sandra Ortega, primogénita del tercer hombre más rico del planeta según la lista «Forbes». Psicóloga volcada en la inserción laboral de los jóvenes discapacitados y heredera de una fortuna que ronda los 4.700 millones de euros, quienes la conocen definen a Sandra Ortega como la digna sucesora de su madre. Y es que, un año después de la pérdida de una de las filántropas más influyentes del país, su hija mantiene con firmeza el rumbo de una fundación en la que Mera volcó todos sus esfuerzos.

Montada en un turismo de clase media, la mayor de los Ortega no tiene reparos en desplazarse hasta su ciudad natal , La Coruña, para hacer la compra del día a día a la salida del trabajo y encargarse de los recados propios de una casa. Tampoco se lo piensa antes de calzarse una botas para ir al huerto a cultivar sus propias patatas aunque ostente el primer puesto en la lista de las mujeres más ricas del país. Se trata de comportamientos -comentan quienes la conocen- que confirman que, además de su capital financiero, Sandra heredó de Rosalía todo su capital humano. Quizás a esta reserva responda la falta de homenajes públicos al cumplirse un año de la muerte de la primera esposa de Amancio Ortega, que falleció a los 69 años de edad después de sufrir un repentino derrame cerebral mientras veraneaba con su familia en la isla de Menorca.

El último adiós

«Nos deja una mujer que nuncaolvidó sus orígenes humildes, coherente con sus principios y que siempre dijo lo que pensaba aunque no fuese políticamente correcto». Son las palabras c on las que su círculo más íntimo dio el último adiós el pasado 17 de agosto a la cofundadora de un imperio nacido en una tienda de batas. Un discurso cercano pronunciado en una humilde iglesia situada en la parroquia de la localidad coruñesa de Santa Eulalia de Liáns (Oleiros) que selló una despedida austera e íntima. Un año después, el recuerdo de Rosalía Mera sigue vivo, aunque silente y alejado de los titulares. Sin duda, la mejor ofrenda que la que fue mano derecha del creador de Zara durante casi veinte años podría esperar de los suyos.

Sandra Ortega sigue cultivando sus repollos y patatas

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