Pérez Simón: «El corazón no se divide, sino que tiene la capacidad de multiplicarse»

«Por adopción soy mexicano, mi hija y nietos son mexicanos, y mexicanos son los proyectos que han hecho posible mi vida. En España aprendí el único idioma en el que gozo expresándome y es donde tengo mis raíces. Con el paso de los años he aprendido que el corazón no se divide, sino que tiene la extraordinaria capacidad de multiplicarse. Mi corazón intacto se encuentra en México e íntegro en España», expresa con emoción.

En México estudió la carrera de Contador Público, vinculándose desde ese momento estrechamente al mundo bursátil y de negocios. En 1976, se asoció con el multimillonario mexicano Carlos Slim (74) con quien comparte la alta dirección de empresas de diversa índole; hoteles, bancos, inversoras, promotoras, empresas de telefonía e importantes financieras, entre otras.

Pero a Pérez Simón el poder no se le ha subido a la cabeza. En las distancias cortas es un hombre discreto, sencillo, atento y extremadamente educado. Tiene un marcado acento mexicano y confiesa ser un enamorado de la Historia, literatura, arte y cultura española: «Supe del Quijote aún niño y llegada la hora comprendí que es padre y hermano de Goya y de Picasso, de Diego Rivera ,que visitó México en sus murales, de David Alfaro Siqueiros, de armas tomar en la guerra española, al igual que del verso de Octavio Paz o los pasajes del Dr.Atl».

Hace unas semanas visitaba en un viaje relámpago Madrid, para inaugurar en el Museo Thyssen-Bornemisza la exposición «Alma-Tadema y la Pintura Victoriana en la Colección Pérez-Simón»; que tras su paso por París y Roma estará instalada en la pinacoteca madrileña hasta el 5 de octubre, fecha en la que será trasladada a Londres. Pérez Simón, mediante sus dos Fundaciones, la mexicana «Juntos Actuando por la Superación» y la Española «JAPS», atiende las solicitudes de préstamos de instituciones y museos de todo el mundo siguiendo la filosofía de que «si se comparte lo que a uno le apasiona, el placer es infinitamente mayor».

Su pasión por el arte le viene desde niño, cuando le llamaban la atención las obras que veía en los libros. Más tarde, cuando hizo su primer viaje de regreso a Europa adquirió reproducciones en las tiendas de los museos que visitaba. «Recuerdo que la primer pieza que compré fue una reproducción de Las lágrimas de San Pedro después de mi visita al Museo del Prado, y la atesoré tanto como he atesorado grandes obras que he logrado adquirir a lo largo de los años». La colección de arte que comenzó a aglutinar coincidiendo con su éxito económico en los años 70, actualmente la componen más de 2.500 piezas; y está considerada por los expertos como una de las más importantes del mundo.

«Podría decirse que las obras de la Colección son una narración silenciosa de mi vida: reflejan mis gustos, mis estados de ánimo y recuerdos temporales; además de mi experiencia estética y cúmulo de conocimientos adquiridos a través de los años. Las obras de artistas como Léon-Augustin Lhermitte y Jean Baptiste Camille Corot, por ejemplo, evocan algunos de mis afectos más entrañables como la familia y la naturaleza; las obras de William Adolphe Bouguereau y Tamara de Lempicka evocan la belleza femenina, mientras que las obras de Agnolo di Cosimo di Mariano Bronzino, Francisco de Goya y Alexandre Cabanel, entre otros artistas, reflejan mi afición por la vida de los grandes personajes de la historia».

De esas 2.500 piezas no reconoce sentir ninguna predilección: «Son como los sentimientos y las emociones, todas tienen un lugar especial en el corazón y en su momento fueron la razón de su adquisición, o son como los hijos, diferentes con características únicas que los distinguen sobre los demás. Cada una de las obras es única, con todas me identifico». Además de su pasión reconocida por el mundo artístico, el coleccionista asturiano es un amante de la lectura, por lo que a finales del siglo XX hizo realidad su sueño de conformar una biblioteca especializada en temas artísticos. En la actualidad está compuesta de 50.000 volúmenes, y alberga algún incunable de elevado valor como la «Crónica de Nüremberg».

Pese a tener instalado su cuartel general en tierras aztecas, su mayor orgullo es ser Patrono de la Fundación Príncipe de Asturias y haber podido vivir en primera persona la evolución del actual Rey Felipe VI. « He sido testigo de los cambios promovidos por la Corona en los últimos cuarenta años y únicamente me cabe reconocer los grandes aciertos con los que la Historia marcará a Don Juan Carlos. Si adicionalmente se ha vivido de cerca la evolución personal de quien fuera el Príncipe de Asturias, se ha convivido lo suficiente para ser testigo de la capacidad y preparación del mismo para asumir la Corona, sólo queda desearle el mayor de los éxitos seguros de que su capacidad le permitirá enfrentar la incierta evolución internacional en los próximos años».