Paloma Cuevas: «No he conocido a nadie con la bondad de Enrique»
La esposa del torero habla de su familia y de las ganas que tiene de que Ponce deje los ruedos
beatriz cortázar
Esta temporada Enrique Ponce celebra sus 25 años como matador y lo hace en plena forma, dispuesto a seguir dando lugar a grandes titulares en las crónicas taurinas y recibiendo todo tipo de trofeos, que para algo es el maestro que ha batido todos los ... récords. Con este motivo se exhibe en la plaza de Las Ventas una exposición que ha reunido parte de sus trajes de torero que bajo el título «Del ruedo a la pasarela. Veinticinco años de seda y oro de Enrique Ponce», se podrá visitar hasta el próximo día 8 de junio.
Como era de esperar, la presentación de este acto contó no solo con la presencia de Ponce sino también con la de su esposa Paloma Cuevas y su madre, además de su suegro, Victoriano Valencia, entre otros. El maestro reconoció que es un hombre que le gusta estar al tanto de la moda. «La influencia del vestido de torear para la moda ha sido muy grande y eso es algo que a los taurinos nos llena de satisfacción y orgullo, de la misma manera que la Fiesta inspira a artistas de la música, la pintura, escultura y cualquier manifestación artística», señaló el diestro. «Para los toreros, el vestido de torear es transparente y se ve el alma del hombre que lo lleva puesto. Cuando eliges uno en concreto es porque te late en ese momento. Es verdad que el momento de enfundarte un traje de luces supone una metamorfosis con la que pasas de hombre a torero. Sin olvidar que el hombre torero es torero, no necesita vestirse, lo que ocurre es que se trata del momento más íntimo porque sabes que vas a crear belleza y jugarte», asegura.
Muy cerca siempre y muy orgullosa de su marido encuentro a Paloma Cuevas. «Enrique es un hombre excepcional. No he conocido a nadie con esa bondad. Es el padre soñado. Las niñas le adoran, tienen debilidad por él. No veas las cosas que le dicen Paloma y Bianca. No paran de repetirle lo que le quieren. Lógicamente intentamos que ellas no sean conscientes del peligro que entraña la profesión de su padre», dice. Sobre la última cogida que sufrió Ponce Paloma reconoce que lo pasa fatal . «Claro que le he pedido muchas veces que deje de torear. Nada me gustaría mas en el mundo, él lo sabe. Pero lleva toreando desde los 8 años y le cuesta decir adiós a su profesión. Lo que si tiene claro es que el día que se vaya será para siempre», confiesa.
Sobre si tienen ganas de un niño tras sus dos hijas no descarta tener más familia. «Nuestro mejor plan es estar con nuestras hijas. Disfrutamos ejerciendo como padres y así quiero estar el resto de mi vida», reconoce. Y un dato que descubre es el que Ponce siempre lleva el mismo bordado en todos sus trajes y de ahí que ya se conozca ese tejido como el «bordado Ponce». El maestro siempre creando escuela.
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