Isabel Pantoja: «Lo que me quita el sueño es que puedan hacer daño a mi hija»
Tras su concierto en Aranjuez, la cantante habló a corazón abierto sobre Chabelita
beatriz cortázar
Son las dos de la madrugada del sábado. Isabel Pantoja (58 años) acaba de terminar su actuación en el Casino de Aranjuez con un lleno hasta la bandera. La gala ha sido un éxito. Además, el mayor de sus hijos, Kiko Rivera (30), ha aparecido inesperadamente ... , con maleta incluida, para apoyar a su madre. «Habíamos confundido las fechas. Kiko creía que yo cantaba el sábado y ese día él tenía trabajo en Mojácar. Cuando me llamó y le dije que era esta misma noche (por el viernes), fue cuando se dio cuenta del error», dice la artista sevillana en el camerino.
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Con pantalón vaquero, jersey blanco, alpargatas y coleta, de su concierto sólo conserva el maquillaje de su fiel Juan Pedro. Con Isabel estamos cinco periodistas, su sobrina Anabel, su hijo Kiko y la representante de este, Patricia. Fuera quedan algunos amigos y numerosos admiradores que siguen a la tonadillera de gala en gala. Para ella ha llegado la hora de sincerarse como antaño, antes de su proceso judicial y su calvario sentimental.
La pena de la ausencia
Ahora es una madre triste por la ausencia de una hija, María Isabel «Chabelita» Pantoja, que, una vez cumplidos los 18 años y tras dar a luz el pasado mes de marzo , ha decidido salir de la casa familiar para instalarse junto a Alberto Isla, su pareja, y el pequeño Alberto Jr. «Pasaron la cuarentena en (la finca) ‘‘Cantora’’ y, luego, de la noche a la mañana, decidieron marcharse. Yo no estoy preparada para un cambio así. Necesito mi tiempo para adaptarme y hacerme a la idea de que mi niña ya no está en el cuarto de al lado . Porque dormíamos pared con pared y la echo muchísimo de menos», se lamenta la artista sevillana.
Sí, Isabel está muy tocada. Pero no ha perdido su fuerza. «En el escenario suelto todo lo que llevo dentro, esa es mi terapia», reconoce. Desde luego, se crece ante la adversidad. La noche del pasado viernes, en el Casino de Aranjuez y ante 1.600 personas, cantó como nunca la había oído antes. Estuvo sensacional. «“Cantora ha estado y está abierta para todos –continúa–. La familia de Alberto ha venido cuatro veces. Han comido en casa, han merendado, han disfrutado del niño … Que nadie diga que esas puertas han estado cerradas». Lo dice con la intención de acallar a quienes aseguran que la familia de Alberto Isla aún no conoce a Isabel.
«Lo que me quita el sueño es que puedan hacer daño a mi hija. Eso no lo podría soportar, me moriría. Yo ya sé cuáles son las piedras malas del camino y ahora siento que no puedo avisarle a mi hija para que no las pise. Por favor, sólo suplico que no la hagan daño. Piense que mi hijo biológico es fruto del amor de dos personas. Pero mi hija es fruto de mi propio amor y de la bondad de mi hijo. Es mi vida, es mi sueño, es mi todo y sólo de pensar que pueda sufrir me quiero morir», exclama con la voz rota.
Planes truncados
« Yo tenía otros planes para ella . Su primer idioma es el inglés, porque me encargué de que estudiara en los mejores colegios. Hasta tuve que ponerle un profesor de castellano en casa porque dominaba más el inglés. Hasta los exámenes se mandaban desde Cambridge. Mi ilusión era que hubiera estudiado una carrera en Inglaterra, porque está capacitada para hacer lo que quiera. Es muy inteligente», comenta.
Lógicamente, a ninguna madre le hace gracia que su niña se quede embarazada a los 17 años. «Por las circunstancias que hemos vivido y para protegerla, nos instalamos en ‘‘Cantora’’, la finca donde siempre he dicho que me iré a vivir el día que me retire. Eso es el paraíso. Pero antes nosotros sólo íbamos en Navidad y en verano. Cuando llegue septiembre, regresaré a mi casa de Madrid», adelanta. Y añade: «Creo que he sobreprotegido mucho a mi hija, la he dado todo. Yo a los 13 años ya trabajaba para ayudar a mi familia ». Pantoja es consciente de sus vivencias y las de Chabelita son muy diferentes.
Para proteger a su madre, doña Ana (83), para que no se lleve disgustos por todo lo que se comenta en las televisiones, en su casa sólo se ven series y telenovelas. «Mis abogados, que me cuestan un dineral, son los que ven todo y se encargan de poner demandas si hace falta», anuncia. El próximo fin de semana actuará en Valencia; luego, tiene más galas en verano y, entre medias, su centro de operaciones seguirá siendo ‘‘Cantora’’, donde, si a su hija le place, podrá tener a su nieto cerca. «Tengo dos nietos preciosos», añade.
Rota por la tristeza, los ojos de Isabel lo dicen todo. Necesita tiempo para que las cosas se pongan en sus sitio. «Isabel, tu hija no ha dicho que ‘‘Cantora’’ sea una cárcel. Lo que pasa es que no quiere depender de un coche para ir a cualquier parte», le comentamos antes de acabar la entrevista y en referencia a las declaraciones de Chabelita de días atrás. «¿Un coche? También en La Moraleja hace falta coche para ir a todas partes».
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