Concha Velasco ya piensa en su regreso a los escenarios en septiembre

Y en el escenario, el lugar «donde debo estar», piensa ya Concha Velasco. Esta semana, la intérprete sorprendía con una entrevista en la revista «¡Hola!» con otra confesión: «Me han detectado un linfoma, pero voy a plantarle cara a la enfermedad con todas mis fuerzas». El miércoles próximo Concha Velasco será operada. En su entorno se muestran optimistas ante la intervención ; la enfermedad, aseguran fuentes próximas a la actriz, está muy localizada, y ella la afronta con gran determinación. El miedo inicial que reconoció tener en la entrevista de «¡Hola!» se ha transformado en decisión y voluntad antes de iniciar el proceso de quimioterapia que seguirá a la intervención quirúrgica.

Según las fuentes citadas, su intención es volver al trabajo a finales del mes de agosto, para comenzar los ensayos de su próxima función, «Olivia y Eugenio», del dramaturgo peruano (aunque afincado en Madrid) Herbert Morote, que tiene previsto su estreno en Zaragoza el mes de septiembre. Se trata de una obra que cuenta la particular relación de una madre con su hijo, un joven con síndrome de Down, que se convierte en su único apoyo durante sus difíciles momentos de enfermedad.

«No hay nada más parecido a la vida que el teatro», decía hace unos días en ABC el dramaturgo Juan Mayorga (autor, precisamente, de la versión de «Hécuba» con la que la actriz ha estado de gira por España). Y la vida ha hecho que Concha Velasco vaya a interpretar en «Olivia y Eugenio» a una mujer enferma de cáncer.

«Si salgo bien, es decir si no muero -dice el personaje de Olivia en uno de sus largos monólogos-, tengo que seguir un largo tratamiento de quimioterapia y quizá radiación para evitar una metástasis. Todo eso significa mareos, nauseas, diarreas, vómitos, dolores articulares, urticaria. Quedaré completamente calva, Eugenio. (Silencio) Resumiendo, quedaré hecha un despojo humano. Me convertiré en una cosa que necesitará cuidados especiales. Quizá habrá momentos en que tendrán que ayudarme a caminar, a vestirme, a ir al baño. Lo más seguro es que no pueda conducir ni jugar al tenis por un largo tiempo. La calidad de mi vida bajará a los niveles más bajos que te puedas imaginar. (Pausa) No, no podré soportar esa manera de vivir».

En «Olivia y Eugenio», Concha Velasco se pondrá a las órdenes de José Carlos Plaza, su «director de cabecera», y que la ha dirigido ya en varios montajes: «Carmen, Carmen», «La rosa tatuada», «Hello, Dolly» y «Hécuba», entre otros. «José Carlos me conoce muy bien -decía la actriz en febrero-, es quien mejor me entiende; es uno de los grandes maestros que nos quedan. Es el gran maestro de actores -él dice que de actrices-. Ahora me he pedido otra vez a José Carlos para mi próximo proyecto. Pero no quiero hablar de ello ahora, quiero disfrutar del momento... ¡Es tan bonito lo que me está pasando! Es como cuando tienes un novio... ¿Para qué vas a querer dos? Eso solo les pasa a los hombres, que siempre queréis tener dos... O tres. Pero las mujeres, aunque tengamos varios a lo largo de nuestra vida, los tenemos de uno en uno».

Precisamente durante las funciones de «Hécuba» comenzaron los problemas de salud de Concha Velasco -que hace años, en 1982, sufrió otro grave revés, cuando tuvo que ser operada de un desprendimiento de retina, poco antes de interpretar a Santa Teresa de Jesús-. En apenas dos meses ha tenido que ser intervenida en cuatro ocasiones : el 3 de abril por una apendicitis y peritonitis. Unos días después, tuvo que ser intervenida por una hernia. Y más tarde se sometió a una cuarta operación, esta vez de vesícula.

«Estamos bien. Preocupados, pero esperanzados», ha dicho Manuel, el hijo mayor de Concha Velasco, esta semana en declaraciones a ABC. En la entrevista con «¡Hola!», la actriz reconocía haberse derrumbado cuando el médico le comunicó su enfermedad: «Empecé a llorar y tuve un ataque de pánico». Pasado este momento, resurgió el espíritu optimista y combativo que ha exhibido a lo largo de toda su vida, y que es, junto a la sinceridad, uno de los sellos de su carácter. «Hay que ser optimistas, y yo lo soy: voy a luchar con todas mis fuerzas. Voy a plantarle cara a la enfermedad -decía-. Después de la quimio, me pondré un pañuelito en la cabeza y saldré, pero que me dejen también llorar un poquito».

Si todo sale según lo previsto y se cumplen los plazos deseados por la actriz, a finales de agosto contará con la ayuda de un gran aliado en su recuperación: el trabajo. Con más de cien películas en su mochila y un buen puñado de series de televisión, el teatro ha sido la columna vertebral de su labor en los últimos años. En la escena comenzó, de la mano de figuras como Manolo Caracol o Celia Gámez. Su amigo Tony Leblanc la presentó a Luis Escobar, que después de trabajar con ella en la revista «Ven y ven al Eslava»; después, le daría el papel de Doña Inés en el «Don Juan Tenorio» que dirigió en el Teatro Español. A partir de ahí comenzaría una carrera llena de éxitos y grandes papeles.

El de Madame Rosa en «La vida por delante» -otra enferma de cáncer-, en 2010, supuso para Concha Velasco un punto y aparte, como ella misma confesaba a ABC: «No ha sido solo un personaje. Ha sido una declaración de principios. Cuando me llegó “La vida por delante”, yo estaba muy, muy desconcertada. Había terminado “Filomena Marturano” y me habían ofrecido muchas cosas. Yo conocía la novela de Romain Gary y había visto la película de Simone Signoret... Fue un punto de partida. Y ahora estoy disfrutando más como actriz, porque cada día aprendo más». Seguro que «Olivia y Eugenio» es también, para Concha Velasco, un nuevo punto de partida.