El duelo al sol (de estudio) de las mujeres con cartucheras
«Era un huevo podrido», decía McCambridge de Crawford. Su rivalidad convirtió a la película en un clásico del cine
rosa belmonte
La crítica masacró «Johnny Guitar» y Joan Crawford se subió al carro: «Debí haberme hecho examinar la cabeza. No hay excusa ni para una película tan mala ni para mí por haberla hecho». Tenía los derechos de la novela y fue quien se los ... vendió a Republic Pictures con la condición de protagonizar el filme. Para el papel de Emma quería a Claire Trevor. Y Nicholas Ray, a Bette Davis, pero el estudio no pudo permitírsela. Joan miró con malos y claros ojos a la más joven Mercedes McCambridge. 49 años de Crawford frente a 37 de McCambridge. Unos 49 años con los que exigía que los primeros planos sólo se rodaran en el estudio. Para controlar la luz.
«Johnny Guitar» se estrenó el 27 de mayo de 1954, con lo que el alucinógeno western de Ray cumple 60 espléndidos años. Pese a lo de «Johnny Guitar», a quien interpreta Sterling Hayden, las protagonistas son dos mujeres con cartucheras de verdad , Vienna (Crawford) y Emma (McCambridge), lo que hace todavía más insólito el western, más allá de su atmósfera, sus loqueras freudianas, su alegoría anti MacCarthy, su simbolismo sexual y su colorido (estaba rodada en Trucolor). Tendría que llegar la Nouvelle Vague para reivindicarla. Y Scorsese.
Quizá si Bette Davis hubiera interpretado a Emma, ella y Joan Crawford se habrían odiado antes. No eran amigas pero no empezaron a lanzarse dardos hasta que rodaron «¿Qué fue de Baby Jane?» (1962) , Davis fue nominada al Oscar y Crawford tuvo el cuajo de recoger el de Anne Bancroft (la ganadora). Pero la de las cejas no hacía distinciones, se dedicó a odiar a McCambridge. La rivalidad de ficción entre la propietaria del saloon-casino en el quinto pino al que iba a llegar el ferrocarril y la machunga cacique del lugar se trasladó a la realidad. Por culpa de la consagrada.
Un día, después de una escena de la joven que años después pondría la voz al demonio en «El exorcista», el equipo se puso a aplaudirla. A Crawford le dio coraje de señora loca de León. Esa misma noche se puso al volante, se fue a la autopista y empezó a lanzar cosas por la ventanilla. Era la ropa de Mercedes McCambridge, que Crawford, con un tablón homérico, había cogido de su camerino. Al día siguiente exigió cambios en el guión. A su favor. Y también de la otra. En lugar de centrarse en Johnny Guitar y en el Danzarín, la trama debía centrarse en Vienna y Emma. Pero como si fueran hombres. Es algo que debemos agradecer a la ira y la envidia. En «The Quality of Mercy», sus memorias, McCambridge describió a Crawford como «mezquina, borracha, poderosa y huevo podrido».
El « Hollywood Reporter» sentenció que la película era «confusa y parlanchina». Pero la parlanchina maravilla incluye los diálogos de Sterling Hayden y Joan Crawford:
—¿A cuántos hombres has olvidado?
—A tantos como mujeres tú recuerdas.
También incluye a la gran Peggy Lee cantando. En esta película sí se dice tócala otra vez: «Play the guitar, play it again, my Johnny…».
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