La guerra familiar por los millones de la tía de Isabel Sartorius
Soledad Cabeza de Vaca posee una fortuna de 150 millones de euros y una de las cuadras más cotizadas de Francia. Su hijo, Forester Labrouche, reclama su parte del patrimonio
martín bianchi
María de la Soledad Cabeza de Vaca y Leighton (84), marquesa de Moratalla, solo necesitó un minuto y treinta y tres segundos para embolsarse 257.130 euros. La aristócrata española , hija del «héroe» franquista Antonio Cabeza de Vaca y Carvajal, no ganó la friolera ... de un cuarto de millón en la Bolsa, sino en la arena de la Poule d’Essai des Poulains de 2011, una de las carreras de caballos más prestigiosas de Francia. Como es habitual en ella, no acudió al hipódromo de Longchamp, a las afueras de París, para recoger el suculento cheque.
Un cuarto de millón es calderilla para la Vmarquesa de Moratalla, prima hermana de Vicente Sartorius y Cabeza de Vaca y, por lo tanto, tía segunda de Isabel Sartorius . Según la prensa suiza, Soledad posee una fortuna de más de 150 millones de euros. Y eso solo es la estimación de su patrimonio en metálico, a lo que habría que añadir un centenar de pura sangres valorados en más de 20 millones de euros, un fabuloso palacete en Biarritz –apenas pisa Madrid–, y varias fincas y criaderos de potros anglo-árabes repartidos entre Francia y el Reino Unido.
Alérgica a la atención mediática, la enigmática marquesa jamás concede entrevistas. Sin embargo, su nombre lleva ya unos años colándose en las páginas de los periódicos suizos, donde se sigue con detenimiento la disputa legal que pone en jaque el legado de los Cabeza de Vaca . El querellante que la ha arrastrado a esta situación embarazosa no es otro que su propio hijo, Forester Labrouche (63), quien reclama su parte del inmenso patrimonio. Soledad recibió esta herencia de su madre, Olga Beatrice Leighton, una enfermera casada en segundas nupcias con Frank J. Mackey, cofundador del Banco HSBC.
En 1980, tras la muerte de Olga, la marquesa y su hijo Forester se convirtieron en los principales beneficiarios de un fideicomiso depositado en Liechtenstein bajo el nombre de «Fundación Newin». Labrouche ha presentado demandas en los juzgados de Lausana, Zurich, Liechtenstein y Londres contra su madre y sus administradores, la firma suiza Niederer Kraft & Frey. El primo de Isabel Sartorius acusa al bufete de apropiación indebida de fondos, supresión de documentos y abuso de confianza. También alega que no puede acceder a las cuentas bancarias donde está depositada la herencia que le dejó su abuela en un testamento que data de 1974. De hecho, según afirma en los documentos a los queha tenido acceso ABC, ni siquiera sabe cuánto dinero le corresponde.
Una marquesa de campo
La escandalosa disputa familiar, que ha llenado páginas del periódico financiero más leído en Suiza, el «Neue Zürcher Zeitung», no ha llegado a las portadas de la prensa española. Mucho menos a los oídos de los ilustres vecinos de la Avenue de Tamamès de Biarritz, donde se alza Villa Carlota, el palaciego hogar de la marquesa. Allí recibe a sus amigas para disfrutar de su otra pasión, el bridge (juega tres veces por semana y participa en el campeonato mundial). Entre sus confidentes se encuentra Claudine Lefort de Sartorius, viuda del teniente general Carlos Sartorius, abuelo de Isabel. Por su parte, el hijo de la aristócrata vive junto a su esposa, Stephanie, en la tranquila comuna suiza de Rougemont, donde tiene como vecina a Fiona Thyssen-Bornemisza , tercera esposa del barón Heini Thyssen .
Es probable que la contienda judicial haya pasado alguna factura a Soledad. En 2011 inició «un proceso de reducción de sus activos ecuestres» (así lo definió la web «Paris-Turf» ) y vendió tres de sus cuadras más preciadas: Haras de Saint-Laurent, en Normandía; Childwick Bury Stud, en Inglaterra; y una yeguada en Deauville. También se deshizo de sus viejas caballerizas en el centro de Biarritz, ahora transformadas en el lujoso Beaumanoir, un hotel de cinco estrellas.
La marquesa conserva sus criaderos de caballos en el País Vasco francés, donde hace «vida de campo». «Adora Biarritz. Tiene sus crías repartidas entre Bayona y Landas. Ella elige personalmente a los sementales, es una conocedora. Prefiere ir a una carrerita para ver a sus potros antes que ir a los grandes premios», revela el entrenador Michel Cheno en «Les chevaux de la marquise» , un documental sobre la aristócrata emitido en 2012 en la televisión francesa.
El marqués de Portago
Soledad heredó su pasión por los caballos de su hermano, Alfonso de Portago , primer piloto español de Ferrari e íntimo amigo de Vicente Sartorius. Él fue quien le regaló su primera yegua, Cassandra. De ese espécimen nació Blacklock, el pura sangre con el que la marquesa ganó su primer gran premio, el Prix du Président de la République de 1965. «Blacklock fue el primero de una dinastía. Con los 200.000 francos que ganó en ese torneo creó uno de los criaderos de caballos más importantes de Francia», explica el periodista Peter O’Sullivan.
Tras la trágica muerte de su hermano en un accidente automovilístico, en 1957, conoció al criador Maurice Labrouche, padre de su hijo (tuvo un segundo, Jacques, que murió con solo 23 años). Después del marqués de Portago, Maurice fue su otro gran maestro en el mundo ecuestre, donde ha levantado un imperio que hace sombra al Aga Khan y al Emir de Dubái.
«La marquesa de Moratalla representa el misterio, nadie la ve ni la oye jamás», explica el entrenador ecuestre François Doumen en el documental. «Representa el prestigio de las carreras, la herencia de las viejas casacas aristocráticas de este deporte», añade. «Pero es el misterio lo que la hecho amada, ese hermetismo de preguerras, cuando las mujeres iban a las carreras con sombreros. Ella exuda ese antiguo perfume que hace soñar al público».
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