Dani Rovira: «Ahora que soy famoso, me da vergüencilla ir solo al cine»
Es el chico, el actor –aunque él prefiere denominarse cómico- y el andaluz de moda gracias a «Ocho apellidos vascos». Lo mejor, en su opinión: que hayan vuelto a aficionarse a ir al cine su madre, Juanita, y «gente que a lo mejor hacía veinte años que no iba»
anna grau
Los domingos a Dani Rovira le gusta salir a correr con sus «perretes», Carapapa y Buyo. Malagueño residente en Madrid, en Legazpi, más amante de Madrid Río que de la consabidísima Latina, desayuna «como una bestia, me puedo comer una vaca llena de leche ... condensada, bueno, eso no, pero sí un café con leche, un zumo de naranja en vaso grande de sidra, dos molletes antequeranos con queso y jamón york y una napolitana y una palmera...», y por la tarde le gusta recogerse en casa «para prepararse para el lunes, que es durillo». Además está todavía en un cierto estado de shock por eso de que, tras el exitazo de la película , todo el mundo le reconozca y le pare por la calle. «Yo es que no sé todavía cómo gestionar el hecho de que hace tres semanas tengo un paparazzi a la puerta de mi casa»…, se queja, y se queja de que me ría. Pero cómo no me voy a reír cuando amenaza con, la próxima vez que vuelva de la compra, poner al paparazzi a ayudarle y a cargarle las bolsas escaleras arriba.
Aparte de los paparazzi está la gente, «que es verdad que te tratan con mucho cariño, pero a veces hay a quien le falta un poquito de educación», por ejemplo que le echan la mano al cogote sin permiso voceando aquello de que ¡Euskadi tiene un color especiaaaaal!. Entonces Dani dice que se siente «como un monito de feria». Nos ponemos serios. Reflexionamos sobre esa extraña tendencia a creer que la gente que hemos visto en película , en la intimidad del primer plano, nos pertenece un poco. Sobre todo si nos han hecho reír. «No creo que la gente se tome con Ricardo Darín las confianzas que se toma conmigo», apunta.
¿Todavía nos va a salir cascarrabias en la intimidad? No, no es ese el caso. Pero es que nadie puede ser un saco de risas 24 horas, 7 días: «siempre hay un día que te duelen las muelas, o que tu abuelo está malito, o que te ha dejado la novia»... Atención, alarma: ¿padece el galán de moda mal de amores? Dani despeja la incógnita con una de sus contagiosas carcajadas. Aclara que alguna vez le han dejado, «como a todo el mundo», pero no de forma reciente, y que tras un fragoroso pasado tan romántico como el de la película (él se fue hasta Argentina detrás de una mujer) ahora la soltería no le quita el sueño . «El secreto es no buscar», filosofa.
Hablemos de la película, pues: «Aquí nosotros hemos hecho la peli pero quien está haciendo historia es el público, la gente, que nos están dando una lección de cómo se puede estar en la mierda, pero con ganas de reírse». Le comento que uno de los guionistas, Diego San José, me dice que con todo esto le había quedado claro que la gente vale más que sus políticos. Dani no puede estar más de acuerdo: «el problema de los políticos de este país es que tienen cero empatía y que no están en contacto para nada con la realidad. No saben lo que se vive en los barrios normales. Esta película ha acercado a muchos españoles muchísimos más que muchos políticos en años».
«Se vienen haciendo buenas películas españolas, lo que pasa es que la gente tiene en la cabeza esa cosa de que ir al cine para ver cine español no mola, si esto sirve para que vuelva gente que hacía veinte años que no iba al cine, que ya ni sabía por dónde se entraba, que a lo mejor la última peli que fue a ver fue “Titanic”, o “La salida de la fábrica de los hermanos Lumière”...», hace votos. Tiene en mente a sus padres, Andrés y Juanita, sobre todo a ella, que antes le gustaba ir al cine con los hijos, pero le crecieron y dejó de ir y ahora ya ha ido dos veces a relamerse con el exitazo de su churumbel. «Y le ha dicho a mi padre, oye, y por qué no nos animamos a ir tú y yo los dominguitos, ahora que van a estrenar la de Paco León, y la de Javier Cámara…», se emociona. Por lo que a él respecta, antes le gustaba mucho ir solo al cine, «me cogía mi motillo y me iba a los cines Ideal», esos días que no va nadie, elegir la película a su gusto, etcétera. Pero ahora que todo el mundo le conoce, «me da vergüencilla que la gente me vea y diga, ay, este pobre, mira, que va solo».
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