Eva Perón fue lobotomizada antes de morir, asegura un médico
La operación, relatada ahora en un documental, se le habría practicado para evitarle los dolores del cáncer
CARMEN DE CARLOS
El mito de Eva Duarte, lejos de desinflarse, con el tiempo gana peso. La vida de la segunda mujer del general Juan Domingo Perón y el periplo de su cadáver por el mundo sirvieron en bandeja a la imaginación de novelistas una interesante colección de ... relatos y guiones, e historiadores de diferentes nacionalidades siguen esforzándose en desentrañar la verdad y las falsedades de su biografía. La última novedad sobre la «abanderada de los humildes» la ha dado a conocer el médico y periodista argentino Nelson Castro: a Eva le realizaron una lobotomía para evitarle los intensos dolores que sufría como consecuencia del cáncer de cuello de útero que padecía y que acabó con su vida en 1952.
Todo arranca cuando el doctor Daniel Nijensohn, de la Universidad de Yale, leyó la biografía de un cirujano húngaro, George Udvarhelyl, en la que este afirmaba que Eva Perón había sido sometida a una «lobotomía pre frontal de la que él había participado». Sorprendido por la revelación, comenzó una ardua tarea de investigación para poder confirmar un hecho desconocido hasta el momento.
Castro relata toda la secuencia en un documental del Canal Trece de la televisión argentina: «A Eva Duarte de Perón le detectaron un cáncer de cuello de útero, que también trataron de mantener en secreto. Y George Pack, prestigio neurocirujano estadounidense de los años cincuenta, viajó de forma casi clandestina a Buenos Aires para operar a Eva» de lo que entonces se consideraba una enfermedad tabú.
Historia oficial
La historia cambia en ese momento. Cuando Udvarhelyl asegura que, además de aquella intervención, había existido una posterior, una lobotomía prefrontal, y él había formado parte del equipo que la practicó en los primeros meses de 1952, la historia oficial de Eva comenzó a tambalearse.
«Jamás», niega María Eugenia Alvarez, la mujer que acompañó en sus últimos días a la enferma. Ella no tuvo noticia de que se produjera esa operación que, según el informe, fue el secreto de Estado mejor guardado hasta la fecha.
La investigación lleva hasta el doctor Luis Savastano, médico de la Universidad de Michigan. Éste observa en el documental de Nelson Castro que el doctor español Pedro Ara embalsamó el cadáver de Eva y éste permaneció tres años en la sede de la CGT (Confederación General del Trabajo). De entonces datan radiografías y otro tipo de estudios del cuerpo de la difunta. El doctor solicitó el material, pero «para mi sorpresa -declara en el reportaje- no se incluía la placa de cráneo de perfil», que podría confirmar la lobotomía.
Años más tarde, en un documental, se recogen tomas de aquellas placas extraviadas. Savastano pudo congelar las imágenes, se las envió al doctor Niegelsen y ambos apreciaron lo mismo, «un orificio en esta zona y un orificio en esta otra zona», observa Savastano en el reportaje, señalando el lóbulo frontal.
Los cambios de humor de Evita, célebre por sus arrebatos, podrían encontrar ahora explicación en esta intervención. El doctor Nijensohn le confía a Nelson Castro que «todo lo que se cuenta de ella, de su estado clínico, es compatible con el curso postoperatorio de una lobotomía prefrontal. Si la operación se hizo, como efectivamente estoy convencido de que se hizo, el dolor de Eva, que era espantoso, fue aliviado».
Testimonios
El documental, de dos partes, cuenta con testimonios no solo de prestigiosos especialistas, sino del entorno de la paciente, donde se procuraba mantenerla aislada de malas noticias. «Evita, al parecer, nunca supo qué le hicieron ni quién se lo hizo», asegura Nelson Castro
Manena Riquelme, instrumentalista del doctor James Poppen, el cirujano que dirigió la lobotomía, reconoce que le contó «parte de la operación porque no quería que se supiera. Se lo habían pedido». «Poppen -recuerda Nelson Castro- era el médico de los Kennedy». La intervención duró «diez o quince minutos» y se realizó en el palacio Unzué, donde pasó sus últimos días Eva Perón.
Si algo le faltaba al mito de Eva era una revelación de esta naturaleza. Sus restos permanecen en el cementerio de porteño de la Recoleta, y lo próximo podría ser intentar una exhumación para confirmar sin dudas que le practicaron una lobotomía. El tiempo dirá.
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