La «gran mandona» detrás del nuevo primer ministro italiano

«Il mammone». Y ahí entra la consabida figura de «Il Mammone», o sea el «pringao» que aún a los 40 sigue «enmadrao» («mammone» viene de «adorador» de la mamma, no se asusten), sometido a las normas y deseos de «su mamá». Con ella, suele proceder con miedo, con el gusto del niño de pecho y sin suficientes naricescomo para llevarle la contraria en nada a la madre «que lo parió». Este tipo de hombre, normalmente con el tiempo desembarca en una segunda «mamma» que continúa la labor de la original. Y estamos sospechando que Matteo Renzi, con su chulería y todo , podría ser uno de estos «ejemplares» que va «della mamma alla moglie». Los indicios son varios. Se conocieron en los scouts hace más de 25 años y desde entonces, él posa con cara de cordero degollado cada vez que la mira.

El suegro de Renzi, para colmo, va diciendo por ahí que sin «su Agnese», Matteo no hubiera llegado donde está. Se casaron en 1999 y tienen tres hijos, de 12, 10 y 7 años. Profesora de literatura, apoyó a Renzi en su carrera a la alcaldía de Florencia, un cargo que ha sido muy representativo, dada la importancia cultural de la ciudad y de sus visitas. Y Agnese ha posado encantada con los Mónaco, con actrices , empresarios y cantantes del mundo mundial. Pero ahora, Agnese Landini, para una vez que su marido se convierte en primer ministro de Italia, le dice que nones, que se queda en Florencia, que le da pereza moverse con los niños. E incluso pretende seguir dando clases de literatura. Antes o después se caerá del guindo.

Un look «Feapa». Agnese se cuida y tiene buen tipo. Es de esa tipología de mujer que podríamos llamar «feapa»: si la miras de perfil, sales corriendo; si la pillas haciendo jogging, metes la quinta marcha en dirección contraria. Pero si la ves arreglada y la miras de frente, puede ser atractiva. No va mal vestida y es prudente con la ropa que elige para cada ocasión.

La vida florentina. Florencia da mucho de si y a Agnese le da pereza moverse de allí. Monumentos aparte, Florencia podría ser una Sevilla o una Coruña de turno, con cotilleo y un plan tipo: «¿Y tú de quien eres?» incluido. Pero la vida es cómoda, sobre todo a las afueras, donde está su casa, en Pontassieve, una especie de Pozuelo de Alarcón, pueblo para Madrid. En Florencia, casi todas las familias con niños viven en las afueras en plan rústico y solo acuden a la ciudad —plagada de tráfico y turismo— a trabajar o a hacer alguna compra. En Pontassieve la vida es sencilla y tranquila.

Así que desembarcar en el palacio Chigi en Roma, por ahora, nada. Y eso que es un maravilloso edificio de 1580, en plena Piazza Colonna junto a la Via del Corso, remodelado, con patios, jardines y fuentes, donde estarían más seguros. Pero por el momento, Agnese no quiere ni siquiera que la llamen primera dama, ¿Dará su brazo a torcer? ¿O mostrará a toda Europa que ni la Merkel ni la Bruni han mandado más que ella?