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La hija de Corinna Sayn-Wittgenstein fue becaria en el Museo del Prado

Nastassia Adkins, hija de la princesa alemana y de su primer marido, trabajó como traductora de la pinacoteca en 2010

La hija de Corinna Sayn-Wittgenstein fue becaria en el Museo del Prado facebook

martín bianchi

«Una madre, un mito, una leyenda». Así es como define Nastassia Adkins (22 años) a su madre, la tan denostada princesa alemana Corinna Sayn-Wittgenstein (50), en su perfil de Facebook. Nastassia se parece mucho a su progenitora: mismo color de ojos, mismo tinte de pelo, mismo vestuario. Lo comparten casi todo, aunque viven separadas por más de 6.500 kilómetros. La hija mayor de Corinna está cursando una doble licenciatura en Historia del Arte y Empresariales en la Universidad de Columbia, en Nueva York, mientras que la «asesora» principesca ahora ha fijado su residencia en Montecarlo, donde trabaja para los Príncipes Alberto y Charlene de Mónaco.

Nastassia Adkins, fruto del matrimonio entre Corinna Larsen (ese su apellido de soltera) y el empresario británico Philip J. Adkins, compagina sus estudios en Columbia (19.000 euros de matrícula por cuatrimestre) con un contrato en prácticas en los departamentos de Arte Impresionista y Arte Moderno de Christie’s. Según fuentes de la casa de subastas, la hija de Corinna trabaja de becaria con «jornada reducida» en las oficinas centrales de la firma en el Rockefeller Center.

Para tener 22 años, Adkins cuenta con un currículum envidiable que la posiciona como digna sucesora de su madre. Antes de entrar en Christie’s, trabajó de becaria durante nueve meses en el departamento de marketing de Tencent Inc., el portal de internet más visitado en China; y antes de eso, colaboró durante tres meses con el equipo del arquitecto Tom Grassi, uno de los responsables del Proyecto de Reconstrucción del World Trade Center.

Discreto paso por España

Sin embargo, Madrid es el escenario donde Nastassia desempeñó su trabajo más insólito. Con 18 años, y poco antes de graduarse en la Academia Deerfield, uno de los institutos más prestigiosos de Estados Unidos (por sus aulas pasaron el presidente de Goldman Sachs John Weinberg, el millonario Rodman Rockefeller y el príncipe jordano Ali bin Al-Hussein), la hija de Corinna fue «fichada» por el Museo Nacional del Prado . Durante tres meses, de mayo a julio de 2010, realizó traducciones del español al inglés (dicen que habla español, inglés y alemán perfectamente); colaboró en la logística de las exposiciones temporales; elaboró informes sobre las ventas online de la tienda de la pinacoteca; y realizó presentaciones e informes en español para sus jefes.

Durante los meses que estuvo en Madrid, Nastassia hizo la vida «normal» de una turista: corridas de toros en Las Ventas, chocolate con churros en San Ginés , y visitas al Palacio Real. Su cuenta de Facebook revela con lujo de detalles cómo fue su estancia secreta en España. Ni siquiera ha reparado en ocultar las fotografías que se hizo en una suite con terraza en el tradicional hotel Wellington, a razón de unos 180 euros por noche, donde compartió confidencias con sus amigas durante los meses que trabajó para el Prado. Su cuenta también da fe de la buena relación que mantienen sus padres, divorciados desde 1999.

Pero, ¿cómo llegó una «niña» de 18 años a trabajar en el museo más importante de España? «Buenos contactos y un expediente académico brillante», dice uno de sus exjefes. Durante sus años de estudio en Deerfield, cuya coste anual es de 38.000 euros, el retoño de la princesa Sayn-Wittgenstein fue capitana del equipo de natación y water-polo, redactora del periódico escolar, miembro del Comité Disciplinario, guía, instructora de natación y voluntaria del Programa de Hermanos Mayores. Una campeona.

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