Amy Winehouse y Basquiat: el rastro de muerte del camello de Seymour Hoffman
Robert Vineberg, uno de los sospechosos de haber vendido la heroína que mató a Philip Seymour Hoffman, también estuvo cerca de otros artistas caídos por la droga como Amy Winehouse
Javier Ansorena
El número 302 de Mott Street no forma parte del Nueva York más «underground». Justo en la frontera entre dos de los barrios caros de la ciudad, NoLiTa y NoHo, es una zona repleta de pequeñas tiendas de diseñadores y con algunos de los restaurantes ... más interesantes de la Gran Manzana.
Este edificio, sin embargo, es un lugar clave en uno de los asuntos más sórdidos que ha vivido Nueva York en los últimos meses: la muerte del actor Philip Seymour Hoffman , el pasado 2 de febrero. Y ahora, ese número de Mott Street se relaciona también con el fallecimiento de otras «celebrities» que vivieron una relación íntima con las drogas: la cantante Amy Winehouse y el artista de los 80 Jean-Michel Basquiat.
Uno de los apartamentos de este edificio de ladrillo y escaleras de emergencias de hierro es la vivienda de Robert Vineberg, uno de los camellos que se sospecha vendió la heroína con la que Seymour Hoffman falleció de sobredosis.
Un testigo aseguró a la policía, según «The New York Post», que vio a Seymour Hoffman comprando heroína, como un adicto cualquiera, en esa apartamento, unos meses antes de su fallecimiento. El actor compró la droga que le causó una sobredosis fatal en la calle, aunque se sospecha que esa venta tuviera relación con el propio Vineberg. La policía irrumpió en el apartamento pocas horas después del fallecimiento de Seymour Hoffman y detuvo a Vineberg y a otras dos personas. Incautaron 350 papelinas de heroína, pero ninguna con el símbolo del as de picas, como las que se encontraron en casa del actor
Robert Vineberg no es un camello cualquiera. Bajo el sobrenombre de Robert Aaron, es un músico de jazz respetado aunque venido a menos, que era habitual en las giras de Wyclef Jean y que asegura haber grabado con David Bowie, Mick Jagger o Tom Jones. Y Philip Seymour Hoffman no era un simple cliente . Era también un amigo de un mundillo artístico en el que la droga tiene un protagonismo constante.
Al parecer, Vineberg también era amigo y colaboró musicalmente con Amy Winehouse, otra de las estrellas que vivieron demasiado deprisa. Aunque la heroína era una de las sustancias de las que abusaba, la cantante murió a los 27 años por una ingesta de alcohol excesiva. No hay certeza de que Vineberg y Winehouse consumieran heroína juntos.
La historia trágica del número 302 de Mott Street no acaba ahí. Al parecer, según la web TMZ.com, una de las leyendas del arte de los años 80, el expresionista abstracto Jean-Michel Basquiat, frecuentaba el apartamento de Vineberg, de quien era amigo. Basquiat murió de una sobredosis de heroína en su estudio de la calle Great Jones, a tres manzanas de la casa de Vineberg. También tenía 27 años.
Vineberg ha insistido en que no fue él quien vendió las papelinas que acabaron con la vida de Seymour Hoffman. También lo reiteró la hijastra del músico-camello, Christina Soto, que aseguró a «The New York Post» que lo que mató al actor no fue vendido por su padre. Pero no pudo confirmar ni desmentir que su padre le vendiera alguna vez droga: «Prefiero no decir nada. Es mi padre».
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