Escapada a Nueva York y «reboda» para la juez de los ERE, Mercedes Alaya
La instructora alterna las declaraciones de los imputados con la búsqueda de vestido
mercedes benítez
Ni el secreto del sumario de UGT, ni la declaración de los hermanos Ruiz Mateos por los ERE, ni el Betis. Ninguna de esas importantes macrocausas era ayer el tema de conversación en los tribunales. No. El comentario de pasillo en los juzgados era ... la inminente boda o «reboda» de la juez instructora del sumario de los ERE fraudulentos que volverá a casarse el próximo 15 de marzo en la basílica del Gran Poder de Sevilla, el mismo Señor del que es un fiel devoto Manuel Ruiz de Lopera, el expresidente del Betis imputado por la misma juez.
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Sin embargo, parece que Alaya lleva la boda muy en secreto. De hecho, según cuentan, piensa invitar nada más que a su círculo más estrecho de amistades y a sus familiares. Tanto es así que ayer ni los funcionarios del juzgado lo sabían. «Nos hemos enterado por el ABC» decían. Lo mismo que los dos escoltas que ayer admitían que la magistrada no les había dicho ni pío y que tampoco saben si tendrán que acudir a escoltarla a la sevillana plaza de San Lorenzo.
Quince días
Pero además de la boda habrá viaje de novios aunque, al parecer, lo harán al revés. Primero el viaje y después la celebración. Fuentes judiciales aseguran que se ha pedido días de asuntos propios, del 7 al 25 de marzo. Así, primero se escapará a Nueva York unos días con su marido (igual renueva allí su armario aprovechando las ofertas de la Gran Manzana). Y después podrá preparar con tranquilidad el día de la ceremonia. Pero además, cuentan en su entorno, que la parte contratante de la primera parte (el auditor Jorge Castro) podría tenerle preparada alguna sorpresa más.
Normal si se tiene en cuenta que no celebraron como hubieran deseado su verdadera boda hace treinta años y tampoco, por otras circunstancias, pudieron hacerlo cuando cumplieron las bodas de plata. Ahora están dispuestos a dar la campanada. En ese día los acompañarán, sobre todo, sus amigos de la época en la que estudiaba en la Facultad de Derecho de Sevilla. De aquella época, esos años en los que Mercedes Alaya fue nombrada «borrega» (así llaman a los novatos en la facultad) y cuando, entre las bromas que le gastaron la tiraron a la fuente de la antigua fábrica de tabacos de Sevilla.
Entre los invitados habrá también algunos jueces, pero no demasiados ya que Alaya no suele salir a tomar café con sus compañeros. Ayer alguno de ellos lo reconocía con un poquito de envidia: «A mi no me ha llegado la invitación» decía uno de ellos mientras que otro de los letrados personados en el caso de los ERE se presentó en el despacho de la juez con el ABC debajo del brazo aunque, al final, no fue capaz de mostrarle la página de su boda. Sin embargo, un tercero más afortunado sí que admitía que está entre los invitados de ese día. «¿Cómo os habéis enterado?», se preguntaba sin querer soltar prenda de la que puede ser la boda del año. Y, por supuesto, también estarán sus familiares. Los primeros, sus cuatro hijos, frutos de su unión con Castro. Y luego el resto de la familia.
En cualquier caso, la boda no es obstáculo para que ayer la juez más famosa de España siguiera adelante con la instrucción del caso de los ERE. Alaya, que llegó al juzgado más temprano de lo habitual vistiendo traje color crudo y chaqueta negra, interrogó a los hijos del empresario José María Ruiz Mateos como si tal cosa. Ignorando que, ayer más que nunca, todos estaban pendientes de ella. De hecho, una de las principales incógnitas que, con esto de la inminente boda, se añade al caso, es si la juez cerrará la macrocausa de los ERE antes o después. Si lo hace antes, tendría que hacerlo a primeros de marzo. O si lo dejará para la vuelta, a partir del 25 de marzo.
Lo que si está claro es que estas semanas que le quedan tendrá faena. Tiene dos importantes citaciones en los ERE, una de ellas la próxima semana y la otra el 25 de febrero.
¿Cerrará el caso ERE antes?
Luego, si no señala más declaraciones, podrá dedicarse a preparar el gran día. Lo más importante es que antes del 15 de marzo necesita hacerse con el vestido de novia que, según dicen, todavía no tiene. Nadie sabe si se decantará por un traje de chaqueta (lo clásico para las bodas de plata) o si se dejará llevar por las nuevas tendencias .
Lo que está claro es que, conociendo lo que a Mercedes Alaya (nacida en Ecija en junio de 1963) le gusta a arreglarse, no dejará ningún detalle a la improvisación. Está claro que echará el resto y también que muchos diseñadores estaría encantados de ser los elegidos para vestirla ese gran día. Otra duda es qué hará con su pelo. Siempre lleva la melena suelta pero, en una ocasión como ésta, también es posible que se decante por un recogido. Y también es posible que acuda a algún centro de belleza a hacerse un tratamiento especial para lucir radiante el gran día.
En cualquier caso, ayer Alaya siguió como siempre y estuvo en el juzgado hasta las tres de la tarde. En su despacho y sin levantar cabeza del complicado sumario. Después se marchó con sus escoltas y su taxista de siempre. Quien sabe a qué dedicará el fin de semana. ¿A dictar un nuevo auto o a preparar el traje de novia?. Eso pertenece al secreto. Pero no al del sumario.
Escapada a Nueva York y «reboda» para la juez de los ERE, Mercedes Alaya
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