Ribéry, el bestia sexual que rivaliza con el bello Cristiano
El lunes se dirimirá quién es el mejor jugador del mundo. El francés tiene mejor palmarés, pero una acusación de acoso a una menor puede costarle el balón de oro
juan pedro quiñonero
Tras alcanzar la gloria deportiva y a la espera de la gran incertidumbre sobre si pasado mañana arrebatará el merecidísimo balón de oro a Cristiano Ronaldo , Franck Ribéry (30 años) deberá afrontar las ruidosas cacerolas judiciales de sus escándalos prostibularios, el oprobio ... de penosas revelaciones sobre su vida íntima y la censura de uno de sus galardones más negros: haberse convertido en la tercera persona más detestada por los franceses.
El semanario «Journal du Dimanche (JDD)» publicó hace días su famosa clasificación de las personalidades más détestées [detestadas] por los franceses, en 2013. Ribéry ocupa el tercer puesto en el ránking del JDD, precedido de Nabilla, modelo, y Zahia, «creadora de moda» y call girl que tuvo relaciones tarifadas con Ribéry , precisamente. El cuarto puesto entre los personajes más detestados por los franceses se encuentra el presidente François Hollande, que apenas cuenta con un 20 por ciento de opiniones favorables en los sondeos de opinión.
Ribéry se ha ganado a pulso ese tercer puesto en el podio de los personajes más impopulares o detestados de Francia cuando la gloria deportiva le ha llegado desde la Baviera alemana, donde los fastos personales del personaje han caído como granizo sobre la opinión pública francesa, que todavía no ha olvidado, ni mucho menos, la catástrofe moral y deportiva del mundial 2010, los escándalos prostibularios de ese mismo año y su conversión al Islam en 2002.
El matrimonio de Ribéry con Wahiba Belhami (francesa de origen argelino) se presentó en 2002 como el gran acontecimiento que debía poner fin a la leyenda del gran jugador con incontables problemas personales. El antiguo niño abandonado por sus padres en un suburbio pobre, víctima de un accidente que le causó las heridas que deformaron su rostro, adoptó la religión musulmana de su esposa. El mote de «Scarface» (homenaje personal al personaje de leyenda cinematográfica) comenzó cobrando un tono amable. Tres hijos en pocos años asentaron una nueva imagen provisional.
Hasta que volvieron a estallar los escándalos de 2010. Pocos meses antes del comienzo del mundial, Ribéry fue sorprendido en un club próximo a los Campos Elíseos. Varias prostitutas y proxenetas declararon a la policía judicial que el jugador de fútbol había tenido relaciones sexuales tarifadas con una chica menor de edad, Zahia, de origen argelino.
Ribéry comenzó negándolo todo. Pero las precisiones de Zahia y los propietarios del club de alterne permitieron confirmar unos hechos que pronto se transformarían en un fabuloso escándalo, que debía juzgarse el verano pasado. La justicia decidió aplazar el proceso hasta finales de enero 2014, dentro de unos días, cuando volverán a desenterrarse una historia reconstruida minuciosamente por varios biógrafos. Una fecha poco adecuada para el que muchos coronan ya como próximo balón de oro. Con permiso de Messi.
Zahia ha contado por lo menudo, en varias ocasiones, el tipo de relaciones que sostuvo con Ribéry. Ella rechaza el calificativo profesional de prostituta. Prefiere llamarse call girl. En teoría, las tarifas de Zahia y sus amigas oscilaban entre los 1.000 y los 1.500 euros, por noche. De esa suma, las call girl frecuentadas por varios futbolistas franceses debían abonar entre 300 o 500 euros a los propietarios del club donde ejercían.
Hasta ahí, se trata de un comercio prostibulario convencional, que la justicia juzgará como lo estime oportuno. Más oscuras son las historia contadas por Zahia y sus amigas. Según ellas, Ribéry tenía un comportamiento «muy particular». .. Se hacía llevar a la chica o chicas a un hotel de lujo. En el hotel, comenzaba por ofrecer champán, con muchas risas y bromas. Aplazando el pago de las «prestaciones». Concluidas las «prestaciones», Ribéry se hacía el «loco», fingía «dormirse» , intentando esquivar el pago en metálico de las «prestaciones». Zahia ha contado cómo «se vio forzada a reclamar su dinero, con cierta insistencia» y pocos resultados. Tras agrias polémicas verbales, el millonario jugador de fútbol «soltaba» con mucha dificultad un par de billetes de cien euros. Cifra muy alejada de las tarifas acordadas.
Chulo millonario
Ese tipo de relaciones causaron un estupor sangrante en la opinión pública, en vísperas de un Mundial (2010), que terminó por hundir la imagen del gran futbolista , convertido en hombre orquesta del motín del equipo nacional de Francia contra su entrenador, negándose a entrenar, protagonizando penosas peleas barriobajeras en los vestuarios de varios campos de fútbol. Aquel comportamiento culminó con una humillante descalificación del equipo nacional de Francia, víctima del comportamiento obsceno, canalla, insultante y odioso de unos jugadores «capitaneados» por un Ribéry proclamado jefe de una banda de chulos millonarios.
Exilado en Munich , donde se ha convertido en uno de los jugadores mejor pagados del mundo, Ribéry intentó enterrar las imágenes más catástroficas. Y fueron frecuentes, durante un tiempo, las imágenes del futbolista, su esposa y sus hijos, riendo y divirtiéndose en las fiestas locales. Hasta que la esposa comenzó a desaparecer de esas imágenes publicitarias.
¿Ha tenido Ribéry problemas personales? Nadie lo sabe. Wahiba Belhami comenzó apoyando a su esposo , cuando estalló el escándalo Zahia. Las revelaciones del comportamiento chulesco del jugador, en diversos lechos de alquiler prostibulario, pudo abrir nuevas brechas en el matrimonio. La invisible piedad musulmana del jugador tampoco ha contribuido a serenar los ánimos, caldeados por comportamientos al borde de lo escandaloso. Las imágenes de un Ribéry «disfrazado» de Rey de Baviera (vistiendo los «hábitos» de Luis II de Baviera) quizá hicieron reír en Alemania. En Francia han sido recibidas con amarga consternación, interpretadas como «espectáculos» bufonescos.
Tras el podio de la gloria deportiva, Ribéry deberá ocupar su amargo puesto ante el tribunal que juzgará sus devaneos prostibularios, dentro de unos días.
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