lucila figueroa domecq

«La ruptura de mi hermana y el hijo de Luis Bárcenas ha sido un alivio»

Carla, nieta de la condesa de Romanones, mantuvo una relación con «Willy», el hijo de Luis Bárcenas

«La ruptura de mi hermana y el hijo de Luis Bárcenas ha sido un alivio» belén díaz

marina pina

Si alguien encarna la juventud a la perfección, esa es la condesa viuda de Romanones. Aunque a sus 92 años Aline Griffith se mete en la cama temprano, no duda en hacer una excepción a esa norma si se trata de apoyar a alguna de ... sus nietas. Y así lo hizo el pasado martes, cuando acudió a la exposición de Lucila Figueroa Domecq, la hija pequeña de su primogénito, que reformó el garaje de la casa donde vive con sus padres –en el mismo edificio que su abuela–, para mostrar su obra.

A la inauguración acudieron jóvenes de la jet madrileña pero sin duda la presencia más esperada era la de Guillermo Bárcenas. El hijo del extesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas , mantenía una relación con Carla Figueroa Domecq, hermana de Lucila y, por lo tanto, nieta de la condesa . Pero el joven no apareció en la exposición, y, un día después de la muestra, Lucila acudió junto a su novio al desfile por el 20 aniversario de Women’s Secret y fue allí donde habló de «Willy», como se autodenomina el hijo de Bárcenas cuando interpreta sus canciones.

«Estaban juntos pero ya han cortado», explicaba en presencia de su novio. «Menos mal», intervenía el joven. No en vano, según confirmó Lucila y ya publicó ABC hace unos meses, el affaire entre Carla y el hijo de Bárcenas no gustaba nada a los Figueroa Griffith: «Ha sido un alivio para toda la familia, sobre todo para mi abuela, imagínate», se sinceró.

Un amor desafiante

Aunque no se sabe el tiempo exacto que Carla y Guillermo estuvieron juntos, su relación tuvo lugar, al menos, durante diez meses. En el mes de septiembre de 2012 la joven publicó una foto de su novio en Facebook y en mayo de este año ABC pudo confirmar que su relación seguía adelante. También el entorno de la condesa ratificó a este diario lo poco que gustaba la relación a la exespía. Puede que haya sido el disgusto de su familia, que la diferencia de edad –ella es diez años mayor– haya provocado el desgaste de la relación o, simplemente, que Carla haya renunciado al amor para ganar en discreción.

Y es que tanto ella como su hermana Lucila intentan hacer su vida ajenas a sus apellidos porque, según aseguró Lucila a ABC, ser nieta de la condesa de Romanones no abre puertas: «Mi familia me ha desanimado diciendo que el arte no me va a dar para vivir, aunque sí es cierto que en mi casa hay muchos artistas y eso me ha ayudado».

La nieta pequeña

Lucila es una joven de 26 años que se empieza a convertir en una imprescindible en cualquier fiesta de la high madrileña. Licenciada en Historia del Arte, se gana la vida dando clase de pintura a niños pequeños y exponiendo sus obras, que vende por un precio en torno a los 500 euros.

Su bisabuela, madre de Aline, era pintora, «una de las mujeres más famosas de América por su obra», explica la condesa viuda. También lo era su marido, el conde y «por parte de la familia Domecq también hay varios artistas», prosigue. La espía reconvertida en aristócrata se muestra feliz por las obras de su nieta: «Sus cuadros me divierten, especialmente los de perros, que son diferentes, me gustan más que cuando pinta flores», dice. Lucila, por otro lado, asegura que para ella las flores son una parte muy importante de su obra. «Los cuadros muestran básicamente lo que me rodea, mis perras, mi novio... juego con las sombras, las luces, las flores, que siempre están».

Vegetariana y amante de la naturaleza, «Lulu», como la llaman sus amigos, reparte su amor entre sus mascotas y Adrián Saavedra, su novio. Él, antropólogo aficionado al póquer, la acompaña a desfiles y fiestas. Y es que la moda es algo que fascina a Lucila, así lo narra en un blog donde muestra sus estilismos o cuenta orgullosa cómo reconvirtió el garaje de su casa en centro de exposiciones. También habla de su prima Claudia Osborne Domecq, la hija pequeña que Bertín Osborne tuvo con Sandra Domecq es una de sus mejores amigas. Ella y sus hermanas Eugenia –embarazadísima– y Alejandra , junto a su marido, Joaquín Buendía, acompañaron a Lucila en su exposición.

«La ruptura de mi hermana y el hijo de Luis Bárcenas ha sido un alivio»

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