Los «huérfanos» de María de Villota
Más de 80 niños de la Fundación Ana Carolina Díez Mahou lloran la pérdida de su madrina
martín bianchi
La primera vez que María de Villota salió a la calle tras su accidente, fue para ir al funeral de Javi, el hijo de uno de sus primos. El pequeño tenía 3 años y había nacido con una enfermedad rara. Ese día, la ... piloto decidió que era hora de hacer algo. «Cuando nos sentimos en baja forma se nos dice que nos demos un capricho, nos tomemos unas vacaciones o vayamos a ver una peli, pero nunca nos dicen que ayudemos a alguien que nos necesita. Nos sorprendería lo que puede cambiar nuestras vidas », dice De Villota en «La vida es un regalo» (Plataforma Editorial), su libro póstumo que acaba de publicarse.
«María no fue una simple embajadora, de esas que posan para las cámaras y desaparecen. Era nuestra madrina, imagen y voluntaria número uno. Muchas veces, tiraba sola del carro », explica Javier Pérez-Mínguez, padre de Javi, primo de la piloto y director de la Fundación Ana Carolina Díez Mahou , una institución que se especializa en brindar tratamientos a los pequeños con enfermedades neuromusculares y mitocondriales , un tipo de patologías raras, degenerativas graves y de origen genético. Según las cifras oficiales, cinco de cada 100.000 personas padecen enfermedades raras como esta en España. «Las estadísticas no reflejan todo el drama. Muchos padres con hijos enfermos no piden ayuda por miedo o vergüenza. María quería dar mucha visibilidad a nuestro trabajo, para concienciar y acercar a la gente a este problema», dice Pérez-Minguez.
La piloto estudió Ciencias de la Actividad Física y Deporte en la Universidad. Por eso, con la ayuda de su marido, Rodrigo García Millán, que es entrenador personal, se centró en recaudar fondos para los tratamientos de fisioterapia y estimulación motórica y respiratoria que ofrece la fundación. «Estas son enfermedades incurables y la rehabilitación es el único tratamiento efectivo en estos niños, lo único que les da alivio. María ayudaba a conseguir financiación. Gracias a ella contamos con fisioterapeutas profesionales y con un espacio preparado para los pequeños», dice el director de esta institución que ayuda a más de ochenta niños.
Mil sesiones de fisioterapia
La gran iniciativa de la piloto fue crear una colección de pulseras solidarias con la firma de joyas Durán . Los beneficios de la venta se destinan íntegramente a los tratamientos de rehabilitación de la Fundación Díez Mahou. En enero de este año, solo unas semanas después de haberse sometido a varias intervenciones quirúrgicas de reconstrucción craneal y ocular, María participó en el programa « El hormiguero » para promocionar las pulseras. Su esfuerzo dio frutos: un mes después, en febrero, consiguió recaudar fondos para las primeras mil sesiones de fisioterapia. En junio, la empresa de venta de automóviles Autorola entregó a Villota un premio de 3.000 euros, que la piloto también donó. « Gracias a ella, ya hemos podido brindar 1.500 sesiones de fisio . Este verano lanzó dos nuevas pulseras, y creemos que con la venta de esta colección llegaremos a las 2.000», adelanta el director de la institución.
« La pérdida de María ha sido muy dura para nosotros. Era como una madre para todos los niños. Ella los adoraba, y ellos a ella. Su mayor legado es su ejemplo de vida», añade el primo de la deportista. Y es un legado que sigue vivo. La campaña de la pulsera solidaria, que ya lleva recaudados más de 100.000 euros , continúa. Y parte de los ingresos por la venta del libro «La vida es un regalo» irán destinados a la fundación. Rodrigo, el marido de la piloto, quiere seguir colaborando en el proyecto. «Él sabe que este era el sueño de María».
Los «huérfanos» de María de Villota
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