Edurne: «Sigo manteniendo una parte inocente que no quiero perder»

-Comencemos por el principio. ¿Por qué llama a su quinto trabajo «Clímax»?

-(Se ríe) Bueno… Fue, sobre todo, por todo lo que este disco significa para mí. Después de dos años trabajando en él, el concepto que mejor lo resumía era éste. Me encuentro en el momento más álgido de mi carrera y de mi vida personal. Además, excepto «Nueva Piel», todos mis discos tienen por título una única palabra. Creo que así el disco coge más fuerza. Clímax es súper directo. Por otro lado, al ser un disco con temas en inglés y en español, necesitaba una palabra que significase lo mismo y se escribiese igual en ambos idiomas.

-Se trata de un disco con el que pretende alcanzar mayor proyección internacional. Se ha gestado en tres ciudades: Londres, Estocolmo y Madrid. ¿Cómo fue la producción del disco más ambicioso de su carrera?

-Fue una experiencia increíble, inolvidable. Hace que el disco sea más especial. Se grabó con productores potentes y compositores que han escrito para artistas súper conocidas (Pink, entre otras). Es genial porque, al mismo tiempo que trabajas puedes disfrutar de todas estas ciudades. En definitiva, se trata de buscar una evolución en mi carrera. Me encanta cantar en español pero hoy día es más fácil llegar a más público si cantas en inglés: es la lengua universal. No quiero cerrarme puertas ni ponerme límites.

-Hablando de evolución: en una entrevista afirmaba que quería dejar de ser «esa niña buena». ¿Qué queda de la Edurne que se presentó a «Operación Triunfo»?

-Hombre, algo queda. Es verdad que el tiempo te va cambiando. Creces. Maduras. Pero mantengo mis orígenes y mi forma de vida de entonces: la familia, mis amigos de toda la vida, sigo haciendo lo que siempre hacía en mi tiempo libre —cuando lo tengo—. Ten en cuenta que entonces tenía diecinueve años y ahora voy camino de los veintiocho. Han pasado muchas cosas en mi vida. Pero sigo manteniendo una parte inocente que no quiero perder.

-Señalaba antes la falta de tiempo libre. Inmersa en la promoción de este disco, recorriendo España con el musical «Grease» y pendiente de que comience la próxima edición de «Tu cara me suena». ¿Cómo va a coordinar la agenda para arañar unos minutos para usted?

-Es que no sé decir que no a nada. No tengo mucho tiempo, es verdad. El musical será lo que más se resienta con la promoción y el programa. Llevo desde 2007 con él y ahora toca dedicarme al disco y a «Tu cara me suena». ¡A ver qué tal se me da!

-La idea de participar en este programa, ¿fue una especie de amor a primera vista?

-Siempre he sido una fanática. Lo veía desde casa y me encantaba. Es uno de los programas a los que estaba enganchada: no sé si por el humor, por la música o por la imitación. Yo creo que todas esas claves te enganchan. Me lo propusieron y decidí probar. Me gustan los retos. Lo hice y al salir ahí, vivirlo con el equipo... fue espectacular. Me dije: «pues por qué no». Se puede aprender mucho y descubrirte a ti mismo, saber qué puedes hacer.

-Está más que acostumbrada a viajar tanto por España como fuera de nuestras fronteras, pero ¿dónde se siente más cómoda en España o en Inglaterra?

-Como en casa en ningún sitio. Donde más cómoda me siento es en casa, con mis padres. Pero, en realidad, no me siento incómoda en ningún lado. Tengo la capacidad de adaptarme muy bien. Inglaterra... pues me tira mucho el corazón.

-Si en Madrid tiene a tus padres, en Londres se queda una parte muy importante de tu vida: su chico, David de Gea. ¿Cómo lleván este lío de agendas?

-Lo llevamos bien porque los dos estamos muy liados con nuestras profesiones. Hay tiempo para todo. Al final, el tiempo se pasa muy rápido trabajando y, cuando tenemos un par de días, los aprovechamos. Estamos a dos horas, en realidad, no estamos tan lejos. Hay que aprovechar nuestras carreras que están en el punto álgido, en el clímax —dice riéndose con el símil—. Si se puede y se sabe compaginar, no hay problema.

-Tres años de relación son la mejor señal de que saben cómo hacerlo. ¿Hay planes de boda a la vista?

-Estamos muy bien, muy felices. Por ahora, vamos a vivir el día a día y lo que tenga que venir vendrá.

-En ése «lo que tenga que venir vendrá», ¿hay intención de convertirse en padres?

-¿Niños? No, no... Somos muy jóvenes.