El drama económico de Mar Flores y su marido, Javier Merino
Además de tener su yate precintado por Hacienda, la pareja tiene serios problemas financieros
Ana asensio
Este verano Mar Flores y Javier Merino tendrán que conformarse con disfrutar del mar y de la costa de Ibiza , su destino de vacaciones preferido, desde tierra firme tras haberles sido precintado por orden de la Agencia Tributaria el yate G-One Again que ... la pareja tenía amarrado en el Club Náutico de San Antonio. Una magnífica embarcación de 21 metros de eslora, valorada en seis millones de euros, que, tras las oportunas investigaciones, resultó haber sido declarada con un valor muy inferior a su coste real con la intención de evadir impuestos.
Una vez detectada esta grave irregularidad, la Agencia Tributaria lo puso en conocimiento del empresario, que presentó varios avales para intentar liquidar la deuda que finalmente no consiguió regularizar. Motivo por el cual Hacienda actuó de manera contundente y desde su sede central en Madrid ordenó que se procediera al precintado de la embarcación, obra del prestigioso diseñador Leopard Caliar .
No obstante, y a la vista de las dificultades que el marido de Mar Flores tiene en estos momentos para mantener a flote algunos de sus negocios, la pérdida del yate parece ser la menor de sus preocupaciones. Empresario de prestigio de locales tan exclusivos de la capital como Fortuny y Café Orange y de varios restaurantes italianos, Merino se ha visto obligado a echar el cierre a uno de sus establecimientos del madrileño barrio de Argüelles y es posible que lo haga con alguno más, como la famosa discoteca La Sal, en la calle Guzmán el Bueno, después de treinta y tres años de funcionamiento.
Años de problemas
De todas formas, los problemas económicos de Merino no son de ahora. Hace ya tres años tuvo que desembolsar alrededor de cinco millones de euros ante el Juzgado de Instrucción número 46 de Madrid para asumir la responsabilidad derivada de estar imputado en un delito de abuso de información privilegiada en la venta de unas acciones de Cartera Hotelera, que le supuso un ingreso ilícito de 1.564.603 euros, según consta en la denuncia de la Fiscalía Anticorrupción, que estima que el beneficio obtenido superó ampliamente la cuantía mínima tipificada en el artículo 285 del Código penal, que contempla penas de prisión de uno a cuatro años y una multa del triple de lo obtenido. A lo que hay que sumar su imputación en otro presunto delito de cohecho en la trama de corrupción municipal de Estepona, denominada «Operación Astapa» . El marido de Mar Flores tiene varios proyectos urbanísticos en la localidad malagueña pendientes de aprobación.
Con su familia
Y, por si todo esto fuera poco, Merino ha tenido que verse las caras también con Hacienda. La Fiscalía de Delitos Económicos de Madrid le atribuyó dos delitos fiscales -castigados con penas de cárcel-, relativos a los ejercicios de 2000 y 2001. El fisco le reclama 120.000 euros por no pagar en su momento los impuestos que le correspondían. De esta manera, y debido a los problemas judiciales que le acechan en nuestro país, Merino ha fijado su residencia en Punta Cana, en la República Dominicana, donde mantiene importantes negocios de hostelería, cuyo buque insignia es la empresa Dibocca.
Un panorama profesional bastante complicado que en el plano personal parece no estarle afectando demasiado . Javier Merino y Mar Flores , que contrajeron matrimonio en octubre de 2004 en el Cortijo de la Reina (Málaga), han hecho frente común contra la adversidad y siguen contra viento y marea más unidos que nunca. La pareja, que son padres de cuatro niños , Mauro, Beltrán y los mellizos Bruno y Darío , lucha por proteger la intimidad de su familia y mantenerla alejada de cualquier tipo de especulación, confiando en que sea el tiempo quien ponga a cada uno en su sitio.
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