Imran Khan, el explayboy que aspira a gobernar Pakistán

Pocos creen el exjugador de crícquet, explayboy y filántropo gane los comicios. Pero su carisma entre los jóvenes convierte a Khan en candidato a encabezar una coalición de Gobierno.

Él se define a sus 60 años como un «tsunami», el cambio en un país que vive otros cambios. Por primera vez desde su creación en 1947, un Gobierno democrático paquistaní completa su mandato de cinco años y se celebran nuevas elecciones libres. También hay variaciones entre los votantes. Los jóvenes con edades entre los 18 y los 29 años suponen el 46% de la población y muchos de ellos votan por primera vez.

Con una oratoria populista, un discurso que apela al orgullo de la nación paquistaní y el cansancio de este electorado joven por la tradicional elite política que considera corrupta e ineficiente, Khan ha pasado de la irrelevancia política a la primera plana en los dos últimos años.

El partido que fundó en 1996, Pakistan Tehrik-e-Insaf (PTI), solo logró un escaño en las elecciones de 2002, controladas por el régimen militar del exgeneral Pervez Musharraf. Khan boicoteó las elecciones de 2008.

Pero los 100.000 seguidores que reunió en un mitín en la ciudad de Lahore en 2011 le aseguró la atención mediática y que se le considerase un digno aspirante. Desde entonces sus apariciones públicas atraen a miles de personas.

Khan aboga por la negociación con los talibanes y la reducción de la dependencia de Estados Unidos -protagonizó una marcha multitudinaria en contra de los aviones teledirigidos estadounidenses que operan contra los islamistas en las áreas tribales-. Quiere que los ricos terratenientes paguen impuestos. Y cree que su Pakistán debe mejorar las relaciones con su archienemigo la India. Un programa opuesto a las medidas tomadas hasta ahora por los sucesivos gobiernos paquistaníes.

El exjugador de crícquet defiende principios liberales, pero al mismo tiempo apela a los valores islámicos. El año pasado canceló su participación en una conferencia en la India por la presencia de Salman Rushdie, autor de «Los versos satánicos», libro polémico en el mundo musulmán.

Y trata de hacer olvidar sus años de vividor y seductor en los clubes de Londres, cuando era una codiciada pieza de la prensa amarilla británica. Niega que entonces bebiese alcohol o cometiese actos que se puedan considerar impropios en un país musulmán y conservador. El matrimonio con Goldsmith, con quien tuvo dos hijos, acabó en divorcio en 2004, pero mantienen buenas relaciones.

En su carrera hacia el poder su principal rival es Nawaz Sharif , ex primer ministro y líder de la Liga Musulmana de Pakistán, favorito para las elecciones. Ambos compiten en el mismo terreno, Punyab, el estado más rico y más poblado del país y que supone más de la mitad de los escaños parlamentarios. El saliente Partido Popular de Pakistán, el único partido con alcance nacional, vive horas bajas acosado por casos de corrupción .

Pakistán, potencia nuclear, vive uno de sus momentos más difíciles con una economía en graves apuros, apagones interminables de la electricidad, un sistema educativo inexistente, una militancia islámica que desangra el país y movimiento secesionistas en algunas de sus provincias.

Khan se presenta como como el hombre con el liderazgo necesario para hacer frente a la frágil situación de Pakistán. Un liderazgo que sus seguidores aseguran que mostró en sus años de exitoso jugador de crícquet.