Álvaro de Marichalar emigra en moto
Lo suyo no son las pasminas de París, sino la gasolina de océano
ÁNGEL ANTONIO HERRERA
No le hacemos el caso suficiente a Álvaro de Marichalar, que es un exótico ciudadano, como Jaime, su hermano, sólo que por la otra punta. Lo suyo no son las pasminas de París, sino la gasolina de océano. Tiene Álvaro una noticia: va a redescubrir ... Florida, saliendo desde San Juan de Puerto Rico. Y en moto náutica, naturalmente. Si nada se tuerce, se pone en marcha el día 20, y llega el 3 de marzo a puerto. Ya está en la zona.
-¿Pero llevas barco de apoyo, Jaime?
-Aún lo estoy gestionando. Si no sale, lo hago solo.
Dice también Álvaro que la travesía es un homenaje a Juan Ponce de León, gobernador en su día de Puerto Rico, que hiciera el mismo viaje hoy en vísperas, solo que en el siglo XVI, y sin moto. Álvaro no solo tiene moto, sino que a la moto le pone mucha hemeroteca. Nos explica siempre su última singladura inminente, y siempre muy de mañana, que es lo que corresponde a un deportista, porque las convocatorias de noche son vicio de folclóricas y alguna moderna de la mala vida, que suele ser un moderno. He dicho deportista, y no es un desliz. También podría decir navegante, y tampoco sería un desliz. Quiero decir que Álvaro es un cruce de motorista y océano, de cilindrada y mar adentro, y el tío se pega kilómetros de lejanías y luego viene a contárnoslo como una hazaña porque a lo mejor lo suyo sí es una hazaña.
Cachondeíto fino
Le molesta que le preguntes si se ha topado con tiburones durante alguna singladura, porque lo de los tiburones le suena a cachondeíto fino o no tan fino. Lo de Álvaro no se toma del todo en serio porque va en moto y porque es hermano de don Jaime, que va en patín. Si lo hiciera a remo, o a bordo de una carabela, su afán nos parecía heroico, pero en lo suyo parece siempre que el mérito es de la moto. En lo suyo parece que el mérito se debe a sus apellidos de oro. Todo esto él lo sabe, y por eso insiste en que si fuera un particular lo tomarían más en serio, y por eso, quizá, en sus convocatorias o ruedas de prensa no aparece nunca la moto, que tiene una gran entrevista, por otra parte.
Descubridor cazado
Un día subastó su moto campeona, y el dinero lo donó a causas benéficas. A la moto de ahora la ha bautizado Numancia, que es, por cierto, el sitio donde se casó con la señorita rusa Ekaterina Anikieva, dejando la moto a la puerta de la capilla, que quedaba como una sirena de competición recostada en un monumento románico. Parecía que se casó con la moto, pero no, porque él ese día, hace casi tres años, sólo tuvo ojos para su esposa, y hasta les dio la bendición el «Hola». A mí no acaba de caerme mal, porque un tío que ama el mar es digno de atención, de entrada. Porque no le acaban de hacer mucho caso y porque siempre va en moto, lleve o no lleve moto. Ahora ha emigrado, de descubridor, al Caribe.
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