Millesime, tentaciones para el gourmet

A la sesión del jueves, que se prolonga hasta el almuerzo servido simultáneamente para 800 personas en tres comedores distintos por otros tantos equipos de cocineros de primer nivel, sólo pueden asistir los invitados de las empresas participantes. Ya por la tarde, a partir de las cinco, se abren también las puertas al público aunque con un precio de entradas bastante disuasorio: 120 euros.

Pero para el gourmet, Millesime es una experiencia apasionante. En una zona del pabellón, cocineros colombianos (Colombia es el país invitado este año) que preparan en directo y ofrecen al público pequeñas raciones de algunos de sus platos más destacados, desde un cubo de res en salsa criolla sobre arepa crocante hasta tamalitos de masa achira rellenos de carne de cerdo y gallina criolla. En otro rincón, son chefs de La Rioja los que elaboran sus mejores recetas, como esa crema de patatas a la riojana con láminas de chorizo frito que sirve Jesús Sáez , del popular restaurante Casa Toni, de San Vicente de la Sonsierra. Más allá, un grupo de jóvenes talentos hacen lo propio con sus tapas más destacadas, como el tomate deshidratado y salteado en aceite de sardinas de Fernando del Cerro , de Casa José (Aranjuez). Al lado, la gente se arremolina para probar la tortilla de patata del vitoriano Senén González (Sagartoki), una tortilla excelente que este cocinero vende por internet, se conserva en el congelador y se prepara en unos minutos con magníficos resultados.

Y entre medias, el visitante va picando un poco de jamón de reputadas marcas como Arturo Sánchez, Andares de la Dehesa o Julián Martín ; o se toma una cucharadita de caviar de cualquiera de las dos empresas españolas que lo elaboran: Riofrío, de Granada, y Per Se, de Navarra; o cata algún aceite de dos de las mejores almazaras nacionales: Valderrama y Castillo de Canena. Esta última presenta además su más reciente creación, un aceite al humo de roble que proporciona a los platos un peculiar toque ahumado. También puede probar un poco de genuina carne de buey de Solo Buey. O alguna de las tapas con trufa blanca que prepara el italiano afincado en Madrid Andrea Tumbarello.

Mucha comida, pero también mucha bebida. En el stand de Mahou se sirven sin cesar cervezas de barril o de botella. Y luego están los vinos. Rioja dispone de un gran espacio donde destacados sumilleres dan a probar más de cuarenta referencias de esa denominación de origen. Y salpicados por el pabellón, se pueden beber otros vinos destacados como Numanthia, Pago de los Capellanes, Roda o Marqués de Vargas. Para los cafeteros una amplia barra del café Mocay, con distintas variedades de diferentes lugares del mundo. Y por último, la zona de copas , mucho más frecuentada por la tarde, donde probar marcas de alto nivel como Chivas, Cardhu, Zacapa, o The Glenlivet, o, en la barra de Schweppes, un gin tonic clásico o moderno con algunas de las mejores ginebras, o la combinación que empieza a estar de moda, el vodka tonic. Y en una cita gourmet no se olvida a los fumadores. Una terraza tranquila donde tomarse esa copa y fumar un buen habano seleccionado y encendido por especialistas.

A la hora de comer, tres comedores atendidos por los maîtres más destacados de los restaurantes madrileños y en los que se sirve un menú que preparan otros tantos equipos de cocineros, todos con estrellas Michelin. En un comedor los vascos Fernando Canales (Etxanobe), Patxi Eceiza (Zaldiarán) y Daniel López (Kokotxa). En otro, Francis Paniego (Echaurren), Marcelo Tejedor (Casa Marcelo) y Óscar Velasco (Santceloni). Y en el tercero, Jordi Cruz (Abac), Marcos Morán (Casa Gerardo) y Yayo Daporta . Tres equipos de lujo que elaboran platos a la altura que cabe esperar de ellos. Todo un espectáculo gastronómico que un año más se ha dado cita en Madrid.