Seis reglas para ordenar la casa y lograr que se mantenga organizada más tiempo

Existen varias fórmulas, desde el método de Marie Kondo , eficaz aunque algo despiadado con cualquier manifestación de caos o sentimentalismo (penaliza, por ejemplo, tener más de 30 libros), hasta el de otros gurús del orden, como Fay Wolf o María Gallay . Sin embargo, si se busca algo más simple, estas seis reglas son todo lo que se necesita para ordenar la casa una vez y mantenerla así durante más tiempo.

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'Bye, bye' cosas innecesarias

Para que algo entre, algo debe marcharse, no hay otra manera de empezar a poner orden. Es hora de deshacerse del exceso de equipaje que tiene la casa y donar, reciclar o tirar la ropa de otras tallas a la actual, los souvenirs que ocupan la librería, el robot de cocina que sigue sin estrenar después de un año, los papeles del banco que tienen más cinco años y que jamás se miran, libros que nunca se leerán… Para eliminar todo lo que no se usa, no cumple una función, no se echa de menos o no aporta nada ni a la decoración de interiores ni a la vida de los moradores, es necesario actuar con cierta frialdad y dejar atrás el sentimentalismo. Ante la acumulación, no hay organización que pueda triunfar.

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A la medida

La mejor manera de ordenar es aquella que se ajusta a las necesidades y al uso de cada persona. Las despensas, los armarios y las estanterías que salen en las revistas pueden parecer perfectas, y algunas lo son, pero solo si se adaptan a lo que cada uno necesita. Por eso, antes de ponerse manos a la obra, es preciso establecer prioridades y hábitos de vida y crear un sistema que permita que todo esté a mano y haga el día a día más sencillo.

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Cada cosa en su lugar

Todo tiene un sitio solo hay que encontrarlo y no dejarse tentar por los cajones de sastre, en los que se puede encontrar desde unas llaves hasta pilas para el mando, propaganda de comida, varios bolígrafos y algunos objetos que están deteriorados o no funcionan, pero que da pena tirar, o por las habitaciones ‘trastero’, que empezaron a llenarse de objetos sin saber cómo, solo hay que pensar en la bicicleta estática o en esa silla con posibilidades que solo necesitaba una mano de pintura. La mejor manera de ordenar es saber dónde va cada cosa y guardar los objetos que tengan relación en el mismo sitio , para saber dónde dejarlo y dónde buscar.

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Tener buenos aliados

A la hora de ordenar, el cómo organizar y el con qué hacerlo son igual de importantes. Por eso, es preciso invertir en organizadores de despacho, cajas, contenedores y y todo aquello que facilite recoger. Además, está demostrado que tener las perchas iguales o unas cajas o cestos bonitos no solo facilitan la tarea, sino que proporcionan sensación de felicidad, transmiten calma y ayudan a crear un ambiente más especial , decorativamente hablando. Estos son algunos de los que hemos encontrado.

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Limpieza visual

Los espacios con pocos muebles, recorridos cómodos y sin abarrotar transmiten sensación de orden. Simplificar es siempre una manera de ordenar y de poner en claro las ideas y la organización de las estancias. Se trata de optimizar cada rincón, no dar centímetro por perdido y guardar todo lo que se pueda dentro de los armarios y cajones, porque la visión de cestas llenas de objetos por muy recogidos que estén los espacios tampoco es ordenar.

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Mantenimiento

Tan difícil o más que organizar la casa es mantenerla igual de ordenada. Por eso, es importante incorporar ciertas rutinas y hábitos , que además reducen el estrés, proporcionan sensación de bienestar e, incluso, amplían el espacio. Como en el ritual 'beauty', hay rutinas de día y de noche y es conveniente, al menos, realizar una de las dos. Desde hacer la cama nada más levantarse hasta colocar los cojines del sofá antes de irse a dormir, fregar los platos después de cada comida, organizar la ropa del día cuando se llega a casa (la sucia al cesto y el resto a su sitio en el armario) y repasar el baño (limpiar la pasta de dientes del lavabo o la mampara) después de ducharse. También es importante limpiar en el momento lo que se acaba de ensuciar, como el cerco de un vaso o una mancha en la nevera.