«Tenemos muchas esperanzas de que Carlos salga adelante»

A Larrañaga le intervinieron en el hospital Xanit Internacional de Benalmádena, hace ya dos semanas, de un tumor en las vías urinarias. La operación fue calificada como un éxito y, tras ella, pasó por el consiguiente proceso de recuperación en la UCI, dada la gravedad de la intervención y la edad del paciente. Hasta ahí, lo normal.

Los problemas comenzaron con una serie de insuficiencias respiratorias causadas por una infección pulmonar, que impidieron su traslado a planta y que se agravó por ser fumador. Pero la peor noticia llegó cuando los médicos comunicaron que había que intervenirle de urgencia por un fallo en el riñón. Fueron días de máxima tensión, que los hijos vivieron junto a la puerta de la UCI, intentando animarse unos a otros y conscientes de que las horas que pasaban podían ser cruciales.

Hoy, el panorama es bien distinto. «Ahora tenemos la esperanza de que Carlos se va a recuperar y va a salir adelante», confiesa su última mujer, la actriz Ana Escribano, madre de la hija más pequeña del actor, Paula (4 años). A pesar de su divorcio, la pareja mantiene una relación excelente. «Sigue en la UCI, porque la recuperación será lenta y los médicos no quieren dar pasos erróneos. Prefieren ir con pies de plomo, pero hay mucha esperanza de que el proceso culmine bien. Lo que me dicen es que cada día la salud de Carlos va mejorando, a pequeños pasitos, aunque todo en un orden», añade Escribano, que mantiene a su hija alejada de los medios de comunicación. «Solo le pongo dibujos animados», explica. La niña cree que su padre está de gira teatral.

Y es que antes que le detectaran el tumor Larrañaga se encontraba inmerso en su vuelta a los escenarios con la comedia «Quizás, quizás». Había muchísima expectación con esta obra, ya que su compañera de reparto iba a ser su primera mujer, María Luisa Merlo, madre de sus hijos Luis, Pedro y Amparo, y con la que siempre se ha entendido.

Tras ese matrimonio, Carlos estuvo unido a la escritora Ana Diosdado, en lo que fue una unión larga y que parecía definitiva. Pero la separación llegó en 1999. Fue un final bastante más civilizado que el que vivió con su siguiente esposa, María Teresa Ortiz Bou, en el año 2007, entre denuncias judiciales y deudas. Tras esa ruptura, el corazón de Larrañaga volvió a emocionarse al conocer a Ana Escribano, con quien se casó y tuvo a su hija Paula, por quien siente auténtica pasión. La pareja anunció su final en mayo de 2010, pero hasta la fecha han mantenido una buena comunicación por el bien de la pequeña.