Diez claves para acertar en la organización de la Navidad

Decorar la entrada de casa

Lo primero que anima una bienvenida es alegrar la entrada exterior de casa con luces, bojs, plantas, guirnaldas de flores, árboles de Navidad, faroles o coronas de Adviento. Regla de oro: todo discreto y que vaya con el entorno. Ni algo muy rústico en la ciudad ni muy «sideral» en una casa o en el campo. A evitar, los tremendos Papá Nöel inflados colgados de los balcones.

Chimenea y luces

Ambientar el espacio con calidez. Quizás el mejor recuerdo que uno pueda tener de la infancia sean las noches de Navidad en torno a la chimenea con toda la familia. Si se tiene la suerte de tener Chimenea en casa, es un plan inigualable. El olor de la leña quemada, colocar los troncos, las chispas que saltan, el calor que desprende y mirar el fuego sin parar, son placeres inigualables. De no tener chimenea, una buena iluminación, cálida y discreta, en tonos dorados y rojizos o bien con guirnaldas de luces en ramo, hará que cambie la atmósfera habitual de salones y hall.

Nacimiento

El centro de la fiesta. Si en algo tenemos que hacer la «vista gorda» es en el Nacimiento que cada familia elige poner en casa. Siempre tiene una historia: ya sea uno heredado, un conjunto policromado del siglo XVII, uno de Lego, un recortable hecho por los niños o una miniatura de Belén peruano metido en la cáscara de un coco. A saber. Recomendamos, simplicidad y un estilo o bien tradicional o bien muy original. Las mezclas son malas consejeras en estas lides. Sabemos que habrá Portales de Belén en los que el niño medirá dos cuartas y los pastorcitos serán «jibarizados» y tendrán el tamaño del dedo meñique. Lo importante es que sea un Nacimiento muy querido.

Árboles de Navidad

Escalofríos me da imaginar los arbolitos de espumillón plateado de los bares de pueblo en los años 80. ¿O quizás sobreviven aún en el 2013? Tampoco se trata de talar el bosque de Grazalema para decorar el salón y luego tirar el árbol en la calle.

Hay propuestas reutilizables muy conseguidas, que se guardan e instalan facilmente, replicando los árboles naturales. Si el árbol natural gigante es la opción elegida -obviamente una preciosidad- asegurémonos de guardarlo en el patio, la terraza o el jardín el resto del año. Recomendamos decoración monocolor o bicolor: por ejemplo bolas y piñas solamente doradas, o bien estrellas en tonos rojo y plata. También es buena idea crear con cartulinas, papel de regalo y purpurina, adornos caseros y personalizados.

Velas e inciensos

El sentido del olfato es capaz de reactivar en nuestro recuerdo emociones y situaciones pasadas. Las velas, tan típicas de la Navidad, son un buen elemento decorativo de luz ténue y vibrante, a menudo acompañada de un cálido perfume. Recomendamos para estas fechas, las velas perfumadas con olor a gengibre, mirra, canela, vainilla, madera y cuero. Las varillas de incienso, para los aficionados a los perfumes más exóticos, dan el toque definitivo a invierno si no se tiene chimenea.

Flores y frutas

La Navidad es una buena ocasión para utilizar recipientes, cestos, jarrones y fuentes que atesoramos. Además de la habitual flor de Pascua, recomendamos mezclar de manera creativa frutas de temporada en algunos centros decorativos, alternados con otros hechos con flores menos habituales.

Juegos de Mesa

Bastante abandonados tras la llegada de las tabletas y los smartphones, los juegos de mesa de toda la vida suponen un motivo de charla, reunión y bromas. Recuperemos la tradición de permanecer alrededor de la mesa sin más motivo que pasar un buen rato juntos. El Palé, el Monopoly, el dominó, las cartas, el Cluedo O el Scrabble son una una distracción retro, práctica y ecológica.

Los regalos

El momento «regalos» suele ser un placer para muchos y una tortura para otros tantos. Pensar qué vamos a comprar, dónde, en qué color, a qué precio... supone a veces una angustia para los indecisos. Nada mejor que hacer una lista con ideas simples y valores seguros, contrastada si hace falta con las demás personas de la familia.

Actualmente, ante la multitud de pop-up stores, descuentos, rastrillos y liquidaciones, hay de todo a buen precio. Se trata de elegir con cabeza. En caso de emergencia: un buen libro, una vela perfumada, una mini tableta o un ordenador nuevo, son ideas bastante infalibles. La ropa, más personal, sigue siendo una buena baza: elijamos entre los clásicos.

Si queremos simplificar, se puede elegir un regalo igual para todos: un conjunto de posavasos grabados de distinto modo, pijamas para todos o una moleskine para cada uno. Si tenemos que viajar, volar en avión o trasladar muchas cosas hasta llegar al destino de las vacaciones de Navidad, evitaremos grandes cargas con las estupendas tarjetas regalo que actualmente se consiguen en muchos establecimientos. Y si no, billetes frescos, que son el regalo favorito de casi todos los españolitos esta Navidad. En cualquier caso, empaquetar bien el regalo es la mitad de la sorpresa.

El colmo de la organización y de lo civilizado es crear una lista de deseos en una web, como Amazon, Net-à-Porter o cualquier otra, facilitando el dato a los familiares que deseen elegir algo. Sería estupendo si todos lo usásemos: siempre se acertaría, no habría casi devoluciones en las tiendas, ni regalos que rotasen misteriosamente de casa en casa.

Poner la mesa

Cubertería, platos, menaje, manteles y servilletas son clave estos días para dar un toque especial a cada reunión. No reservemos lo mejor para fechas a venir: saquemos esa cristalería heredada, esos platos de porcelana inglesa y hagamos un esfuerzo por mantener las formas más allá de lo habitual. Sentirse especial en estas fechas es el mejor regalo.

Recetas de siempre

No hay mejor época para volver a hacer los caldos típicos invernales de la tata, los asados de carne y pavo al horno o los grandes postres típicos de cada zona. También es el momento del año en el que probamos esas nuevas recetas recién aprendidas que tanto nos han gustado: indudablente, los conejillos de Indias perfectos son nuestros familiares. Y no olvidemos la receta imprescindible para una feliz Navidad, nuestro ingrediente favorito: el sentido del humor.