Cómo un virus marcó el cambio de una era

En busca de una felicidad instantánea

La mitad de los españoles ha engordado durante el confinamiento, pero las personas que ya tenían sobrepeso u obesidad son las que más lo han acusado

Texto María Lozano

Ilustraciones Julián de Velasco

Quizá nuestra mente prefiera olvidar cómo fueron los primeros meses de cuarentena, pero nuestro cuerpo está aquí para recordarlo. La mitad de los españoles han ganado peso tras el confinamiento y las limitaciones de movilidad han agravado el problema de sedentarismo que ya era evidente antes de la llegada del coronavirus. Aunque para la mayoría de los que han engordado el aumento ha sido solo de unos pocos kilos, los que más peso han ganado son las personas que sufrían obesidad o tenían sobrepeso antes del encierro.

«Llegué a España poco antes de que cerrara todo. Estaba en Filipinas y pesaba 145 kilos, ya en el viaje empecé a comer todo lo que había en el avión y en el confinamiento he ganado más de 40 kilos», relata Sergio Villagrasa a ABC. Tiene 54 años y sufre obesidad desde los 30, fruto de dietas que le provocaban un efecto rebote que le han llevado a pesar hasta 200 kilos. Ahora Sergio solo sale de casa para ir a comprar y hasta eso le cuesta un esfuerzo: «Llego ahogado solo con andar 30 metros para ir de la puerta de mi casa al garaje a por el coche y con un dolor de espalda tremendo. Me cuesta mucho, para mí es un suplicio». Antes, cuando no pasaba de los 170 kilos, recuerda que sí podía caminar al menos uno o dos kilómetros. «Estoy al límite», admite.

Aislamiento social

Aunque ha vuelto a hacer dieta para bajar de peso, apenas se mueve de casa, por lo que la excusa del aislamiento social le ha venido como anillo al dedo. «Tengo una autoestima muy baja y por eso no me gusta salir a la calle y que la gente me vea. Si no estuviera así, saldría más a hacer deporte o pasear», explica. Jesús Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Personas Obesas (ASEPO), señala que esta situación es muy frecuente, ya que «cuando la obesidad es demasiado importante somos el foco de atención de las miradas y al final la persona se aísla y no sale».

Pero no solo el sedentarismo ha hecho a la población ganar peso, el estrés ha sido un factor muy importante. «Cuando hay un estrés constante, algo que predominaba en los primeros meses de encierro, el cuerpo nos demanda alimentos hipercalóricos. Muchas personas hicieron caso de sus antojos y quienes tenían sobrepeso se han dejado llevar, no han compensado con ejercicio y ahora tienen obesidad», asegura Díaz.

Para Francisco Tinahones, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), «no se ha sabido afrontar el confinamiento» ni por la población y ni por el Gobierno. Desde su punto de vista, «está claro» que fue un error que no se permitiera salir a pasear o hacer ejercicio hasta el mes de mayo. «Fueron casi dos meses sin movilidad donde se limitaba todo y ha tenido una repercusión negativa», indica Tinahones. Además, la respuesta de la ciudadanía no ha sido saludable. Según una encuesta realizada por Seedo, un 18% de la población reconoce que su forma de comer ha sido picotear continuamente, tasa que asciende hasta el 44% en jóvenes de 18 a 24 años y hasta el 70% en personas sin ingresos. Y es que ese picoteo no ha sido sano. Lo encuestados reconocieron mayoritariamente un especial incremento en el consumo de bebidas alcohólicas (un 45% en la población general y un 55% de los obesos) y de productos de bollería (un 46,7% en la población general y un 55,8% en los obesos).

Más ansiedad y hambre

«Un alto porcentaje de la población (el 40% según la encuesta) señalaba que tenían más sensación de hambre y que la ansiedad provocada por la pandemia era el principal motivo de la ingesta», explica Tinahones. En definitiva, «la alimentación ha servido para apaciguar nuestros propios ánimos. Una mayor cantidad de comida y de peor calidad nos satisface más, sobre todo la que tiene mayor cantidad de grasas y azúcar. La depresión y la ansiedad ha provocado que ingiramos por un momento de felicidad», detalla Mónica Herrero, especialista en Nutrición y Dietética en el Centro Médico Multiconsulta de Zaragoza. En cuanto a las personas que ya tenían sobrepeso u obesidad, «en poco tiempo han ganado muchos más kilos. Ya eran sedentarias, pero al menos andaban para ir al trabajo y ahora teletrabajan», señala Herrero.

Todo esto sería diferente si se hubiera mantenido la actividad física, pero según la encuesta de Seedo, el 56% asegura que hizo menos ejercicio durante el confinamiento. «La pandemia puede hacernos entrar en situaciones de riesgo al interiorizar y prolongar rutinas caseras que fomenten el sedentarismo», alertan desde la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef). Carolina de Miguel, su presidenta, que asegura que «ni siquiera la pandemia puede ser una excusa para no hacer ejercicio porque no hace falta nada especial más que las ganas de querer hacerlo. De lo contrario, perderemos calidad de vida». A ello se añade que «tener una buena salud física va asociado también a una buena salud mental, una mayor autoestima. Hay un gran abanico de buenos efectos colaterales alrededor del deporte», concluye de Miguel.

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