Estaba frente al partido más difícil de su vida, pero, a diferencia de lo que fue habitual a lo largo de sus primeros 51 años, en esta ocasión no lo pudo ganar. Dos tumores cerebrales acabaron con la vida de Severiano Ballesteros y se llevaron por delante a uno de los mayores genios del deporte mundial y todo un icono para los golfistas.
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