Nuri Al Maliki

Nuri Al Maliki

(AFP)

El primer ministro incapaz

Tatiana R. Brito

Nacido en 20 julio de 1950 en Al Hindiyah, provincia de Karbala (suroeste), estudió licenciatura en Literatura Árabe y Estudios Coránicos. Opositor durante el régimen de Sadam Hussein, Nuri Al Maliki lleva al frente de Irak desde mayo de 2006, tras tres años de ocupación estadounidense. Empezó su militancia política en el Dawa desde sus años universitarios, lo que le supuso un antagonismo directo con el partido Baas de Hussein. En 1979, Sadam consolida su poder al ganar las elecciones iraquíes y en 1980, año en el que el Ejército iraquí invadió Irán, Al Maliki cruzó la frontera del país persa dejando atrás una condena a muerte, la pena dictada automáticamente contra todo miembro de su partido con la victoria del dictador. Tras una corta estancia en Irán, se instaló definitivamente en Siria.

En 2003, regresó de su exilio junto a los miembros de su partido para integrarse en la política iraquí, aunque se mantuvo alejado hasta el último momento, rechazando asistir a la Conferencia de Londres del año anterior, en la que se dieron cita los partidos opositores al régimen de Sadam Hussein antes del inicio del derrocamiento. De creencia chií, los países arábes suníes le han mostrado un apoyo frío -entre ellos, Arabia Saudí-, recelando de su posible sectarismo. Dentro de su propio territorio, el enfrentamiento entre chiíes y suníes hace dudar a sectores de la población sobre si está capacitado para liderar el conjunto del país. Al Maliki recibe el respaldo de la Administración de Estados Unidos, pero se enfrenta al reto del repliegue de las tropas aliadas, con olas de atentados que se sucederán tras la marcha de los americanos. La última acontecida, el 26 de agosto, mató a 65 personas y dejó 250 heridos en varias ciudades.

Los principales retos de Al Maliki se centran en salvaguardar la seguridad: acorralar a los insurgentes suníes nacionales, a los terroristas de Al Qaida y poner paz en una guerra civil de connotaciones religiosas. Sin embargo, tras las elecciones celebradas en marzo de este año, Al Maliki no ha sido capaz de formar un Gobierno de coalición entre su partido y el partido Iraquiya, con Iyad Alaui a la cabeza, también chií. La coalición de Al Maliki consiguió en marzo 89 escaños escaños, quedándose dos puntos por detrás de Alaui. Mientras, Irak permanece en un limbo político que dura ya cinco meses, e insurgentes y terroristas aprovechan para debilitar la tenue vía democrática iraquí.