José Couso. (AGENCIAS)
Noelia Sastre
En 24 meses de guerra en Irak murieron 64 periodistas, el mismo número que cayó en Vietnam en 20 años de conflicto. El 90% de los periodistas muertos en Irak son locales. Uno de cada 10. La presidenta de la sección española de Reporteros sin Fronteras (RsF; www.rsf-es.org/), María Dolores Masana, lo recordó en el Día Internacional de la Libertad de Prensa el pasado mayo. Irak ha sido la guerra más sangrienta para los informadores, sus intérpretes, conductores y personal de seguridad. Según los cálculos del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés; www.cpj.org/), desde que Estados Unidos invadió el país árabe en marzo de 2003 han muerto 140 periodistas y 54 de sus acompañantes. ¿Los peores años? 2006 y 2007, cuando cayeron 64 reporteros en 24 meses, el mismo número registrado en Vietnam en 20 años de conflicto.
Por nacionalidades se han contado 118 bajas iraquíes, dos estadounidenses y 13 europeos, entre ellos los españoles Julio Anguita Parrado, redactor del diario El Mundo, y José Couso, cámara de Telecinco. Por otro lado, 11 de los caídos eran mujeres y cada año agreden o detienen a más de 60 informadores durante el ejercicio de su profesión en el país. Asesinatos, fuego cruzado y ataques suicidas son las trampas mortales en las que caen los reporteros, con 106 muertes cometidas por los insurgentes, 16 por fuego estadounidense (como en el caso de Couso el 8 de abril de 2003 en Bagdad), y siete estando "empotrados" con las tropas americanas (como le sucedió a Anguita el 7 de abril de 2003 a las afueras de la capital iraquí).
La peor parte se la llevan reporteros y editores (85 muertos), seguidos de fotógrafos y cámaras (36), productores (9) y técnicos (7). Por medios, los iraquíes Al-Iraqiya, sus afiliados y el diario Sabah han perdido a 14 trabajadores. De Bagdad Televisión han muerto siete y de Al-Arabiya, seis. También la agencia de noticias Reuters ha registrado cinco bajas. ¿Los puntos más peligrosos? Bagdad, Mosul, Falujah y Ramadi.
La sangría de reporteros ha sido brutal. Lo hemos podido ver en un vídeo publicado por la web WikiLeaks (http://www.abc.es/20100405/internacional-/imagenes-matanza-irak-201004051939.html). Imágenes clasificadas del Ejército de EE.UU. que muestran la "matanza indiscriminada" de más de una docena de iraquíes en el suburbio Nuevo Bagdad, entre ellos dos cámaras que trabajaban para Reuters. Tras conocer su contenido, la agencia intentó obtener el vídeo a través de la Freedom of Information Act, sin éxito. Washington concluyó que las acciones de los soldados estaban dentro de la ley.
"Irak se ha convertido en un campo virtual de exterminio de la prensa", advertía el director del CPJ, Joel Simon, en su informe de 2007. "El año pasado murieron en todo el mundo 63 periodistas, y la mitad de ellos (32) fueron víctimas colaterales de la guerra de Irak. Únicamente el conflicto de Colombia (54 periodistas muertos en 20 años) le hace sombra a lo lejos...".
Once de los 140 periodistas muertos eran mujeres, como Sahar Hussein Ali al-Haydari. La corresponsal en Mosul de la Agencia Nacional de Noticias Iraquí investigaba la explosión de una bomba en el cuartel local de la policía. Cuatro desconocidos la mataron a tiros a plena luz del día. Un capitán de policía intentó comunicarse con ella en el móvil, pero se encontró con la voz de los asesinos: "¡Está en el infierno!". Al Haydari sabía que su nombre figuraba en una lista negra de condenados a muerte. Se la pasaron por debajo de la puerta de su casa por orden de un líder local de Al Qaeda.
Como en el caso de José Couso (y otros 15 hasta la fecha), el fuego estadounidense pudo ser responsable de la muerte de Khaled Fayyad Obaid Al-Hamdani. ¿Su delito? Circular demasiado rápido entre su domicilio en Abu Graib y el centro de Bagdad, atravesando la famosa autopista de la muerte. El CPJ ha reconstruido el relato de su muerte con ayuda de familiares. El Pentágono contesta: "no tenemos constancia de ese incidente".
Gracias a los reporteros hemos podido leer la historia de la guerra y ver instantáneas como las que Zoriah Miller (www.zoriah.com), fotógrafo empotrado con las tropas americanas, tomó el 26 de junio de 2008. Aquel día se produjo un atentado suicida en plena reunión entre funcionarios iraquíes y estadounidenses en Al Karma, cerca de Falujah. El ataque acabó con 25 bajas, entre ellos varios marines. El Ejército bloqueó el acceso al edificio. Zoriah consiguió entrar y sacar fotos: desfigurados, los cuerpos sólo eran reconocibles por sus uniformes. "¡No saques fotos!, ¡Joder! ¡Sal de aquí!”, le gritaron. Pero Miller fotografió a los marines muertos. Y publicó las imágenes en su web. El Ejército de EE.UU. le echó de Irak y le niega el acceso a todas sus zonas militares en el mundo. Su expulsión fue la primera por atreverse a romper una regla de oro: los cadáveres de los marines no aparecen en la prensa.