A sus 36 años, el italiano Jarno Trulli es ya uno de esos viejos rockeros del circo de la fórmula uno que se resiste a abandonar las pistas a pesar de la presencia masiva de jóvenes talentos al volante y que trata de seguir disfrutando de la conducción mientras alguna casa piense en él para manejar su bólido. Su considerable permanencia en la élite de la velocidad, durante la que estuvo pocas veces cerca de los puestos de honor, ha estado salpicada por sus aciagas elecciones de escudería en los momentos más determinantes de su carrera, cuando todavía era una promesa y dejaba algunas sensaciones positivas sobre la pista.

Trulli puede considerarse uno de los pocos amigos fieles que mantiene Fernando Alonso en la competición. Su coincidencia en Renault, durante la exitosa primera etapa del asturiano con la fábrica del rombo, granjeó unos lazos afectivos profundos, cuando ambos vivían en Oxford, compartían confidencias en italiano y disfrutaban de la cocina. Allí vivió la única victoria de su vida, en el gran premio de Mónaco, en 2004, aunque no vio a su compañero levantar el título, ya que cuando Alonso logró su primer Mundial él ya se había marchado.

Su padre, apasionado de los deportes de motor, marcó la vida de su vástago con su nombre, Jarno, en honor al campeón de motociclismo finlandés Saarinen, que había fallecido en un accidente en Monza. La procedencia extranjera de su nombre hizo que muchos se confundieran y pensaran que no era italiano ese crío que se subió muy pronto a un kart. Campeón de su país y de Europa, las puertas de los grandes monoplazas se le abrieron al triunfar en la fórmula 3 en 1996, erigiéndose desde ese momento, a sus 22 años, como una de gran promesa.

A pesar de haber pasado mil avatares y tenido alguna fase dulce, sobre todo la de Renault, nunca llegó a instalarse con continuidad entre los pilotos más aguerridos, tal vez porque siempre cayó seducido por equipos que le prometían un coche competitivo y que al final quedaron muy por debajo de sus pretensiones. Ahora, en el ocaso de su profesión, vuelve a asumir las riendas del polémico Team Lotus, un nombre mítico que compartirá denominación con otro equipo de la parrilla, el Lotus Renault, motivo por el que ambos mantienen un conflicto en los tribunales. Algo para lo que Trulli se mantendrá al margen. Los tiempos de trotamundos ya han pasado y desea gozar de su trabajo mientras le quede ilusión.