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Zapatero apela ahora a la seguridad nacional para seguir en Afganistán

Ahora llama «escenario bélico» a los combates que allí se libran y el portavoz de su grupo sostiene que «war» ya no se traduce solo como guerra

ÁNGEL COLLADOMIKEL AYESTARÁN

Zapatero ha tardado tanto en acudir al Congreso a explicar la misión de las tropas españolas en Afganistán —cinco años en total, siete meses desde que dijo que accedía a hacerlo— que el debate de ayer en la Cámara ya derivó hacia las peticiones de los grupos parlamentarios minoritarios en reclamar un calendario para la salida del país que el presidente del Gobierno no pudo dar y las ironías de Mariano Rajoy sobre la manía del jefe del Ejecutivo en cambiar los nombres de las cosas para que no parezcan lo que son, en este caso la guerra.

Después de todas las prevenciones de Zapatero, resultó que el único apoyo incondicional que tiene para mantener a las tropas en la misión de la OTAN es el del principal partido de la oposición, porque los nacionalistas catalanes y vascos se quedan en las pegas y proponen pactar con los talibanes, mientras que IU, ERC y BNG piden salir cuanto antes de la guerra.

El presidente del Gobierno despachó en una primera intervención de 25 minutos la operación en el exterior que más bajas ha costado a las Fuerzas Armadas (94 muertos), pero dio dos pasos en el acercamiento a la la realidad: se refirió a la guerra de Afganistán como «escenario caracterizado por la violencia y el conflicto, un escenario bélico» y habló claramente de la necesidad de seguir el «la lucha» e incluso «el combate» contra el terrorismo islamista —ya no sólo «internacional»— en sus bases afganas por el compromiso adquirido con los aliados internacionales y también para garantizar la seguridad de los españoles.

Zapatero dijo en la Cámara lo que ya se sabía por la visita que el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, hizo a España el viernes pasado: que el Gobierno mantendrá las fuerzas desplegadas en Afganistán hasta que concluya la misión, «mientras sea necesario». Se negó a adelantar fechas. Habrá que esperar a la reunión que la OTAN mantendrá en noviembre para evaluar la marcha de la «afganización», el proceso de transferencia de las responsabilidades de la seguridad al Gobierno de Karzai.

El jefe del Ejecutivo hizo equilibrios a la hora de destacar las labores y logros civiles de la misión sin citar las operaciones militares en las posiciones avanzadas, las bajas en las patrullas por las bombas camineras o los tiroteos diarios, los detalles del día a día de las tropas españolas que sólo han llegado a la opinión pública nacional por los medios de comunicación o la información que facilita la Isaf (la misión de la OTAN en Afganistán).

No obstante, se refirió al último ataque sufrido por el contingente, con la muerte de dos oficiales de la Guardia Civil y su intérprete en Qala-i-Na, para confirmar que las autoridades afganas han detenido a cuatro «insurgentes» a los que acusa de los asesinatos, noticia adelantada el día anterior por ABC.

Rajoy proclamó el apoyo del PP a la misión, al Gobierno en el empeño y a las Fuerzas Armadas en unos términos de elogio institucional y patriótico que dejaron en evidencia la parquedad de Zapatero en ese aspecto. Sus críticas se centraron y limitaron a denunciar el rechazo del presidente del Gobierno a dar la cara ante el Parlamento y la opinión pública, el afán por «el disimulo» y la renuencia a «decir la verdad». El aludido se molestó pero acabó por hacer un amago de arrepentimiento cuando dijo que, en aras del consenso, estaba dispuesto a repetir comparecencias en la Cámara para abordar la marcha de «la misión militar».

«War» ya no es guerra

La nota de color del debate la puso el portavoz socialista, José Antonio Alonso, que en el empeño de defender la decisión de su jefe de negar que las tropas españolas están en una guerra llegó a decir que Obama, y otros hablan de «guerra en Afganistán» porque «en la lógica del uso de la lengua inglesa la palabra guerra, “war”, se utiliza de manera polisémica» y, así, se habla de guerra contra el narcotráfico o contra el crimen. En resumen, que «war» ya no es guerra.

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