Felipe VI se da un baño de multitudes en Ronda

Para ese entonces, los niños ya habían entrado gritando «¡Viva España!» y el marqués de Salvatierra, Rafael Atienza Medina, le había entregado el bastón de mando de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, una institución de la que el Rey es hermano mayor y que este año celebra su 450 aniversario. Fue creada en 1573 por orden de Felipe II para la defensa del territorio.

Se trata de un legado que se mantiene con la Escuela de Caballería, encargada ayer del espectáculo ecuestre ofrecido al Rey, quien se ubicó en el Palco Real, un lugar privilegiado que no se abría desde la corrida goyesca de 1997 con Juan Carlos I y que ayer lució el pendón carmesí de Felipe VI.

El Rey ha disfrutado del espectáculo y de la calurosa acogida que le brindaron 2.500 niños, llegados de diferentes colegios de la comarca. Todos han esperado al saludo real con banderas de España que ellos mismos habían pintado en sus casas. En el albero, coreaban enérgicos y llenos de ilusión el nombre de Don Felipe. Un efecto parecido ha causado en los cientos de personas congregadas en las inmediaciones de la plaza. «Siempre es un orgullo que venga el Rey a tu pueblo. Ronda no sería Ronda sin la historia del toreo y la Maestranza», afirmaba David García, que se acercó a ver al Rey con el pequeño Iker, que no tenía guardería.

El reloj marcaba en ese momento las 13:40 horas y Felipe VI saludaba desde el burladero a los niños. Al mismo tiempo, a 845 kilómetros de allí, un avión privado procedente de Londres aterrizaba en el Aeropuerto Internacional de Vigo-Peinador. Diez minutos después, los niños de Ronda seguían gritando «¡Felipe! ¡Felipe!» y «¡Viva el Rey!», mientras Don Juan Carlos bajaba con cautela la escalera del jet en Vigo.

«Es un hecho histórico», decía Víctor Fernández, sobre esta primera visita del Rey a Ronda, que tuvo una parte privada y otra institucional. Por un lado se reunió con la junta de la Real Maestranza de Ronda, a la que estaban invitadas de forma excepcional las otras cuatro maestranzas de España -Sevilla, Granada, Valencia y Zaragoza-, de ahí que este acto estuviera planificado en la agenda de la Casa de Su Majestad el Rey desde hacía meses. Dentro de las instalaciones de la decana de todas, el Rey habló de renovación, modernidad, ética y servicio a España en un discurso secreto, que solo escucharon los maestrantes a puerta cerrada.

«En nuestra España constitucional y democrática habéis sabido ver que la ascendencia y la historia comportan sobre todo también obligación y compromiso», ha afirmado Felipe VI, que ha destacado «el enorme valor de cumplir vuestra función social».

La Real Maestranza nació con la obligación fundacional de servir a la beneficencia, además de formar a los jinetes en el arte de la caballería para la guerra. Don Felipe ensalzó la excelencia y la voluntad de servicio a España y la Corona de estas instituciones nobles, en la que el linaje es obligatorio para ser miembro.

Ha animado a cumplir «ese espíritu de renovación, que pido y defiendo y que he compartido con vosotros en ocasiones anteriores [...] Un espíritu en consonancia con nuestros principios constitucionales, con la búsqueda de la excelencia, el mérito como referente, la incorporación de la mujer y las nuevas formas de servir a nuestra sociedad», ha añadido el Rey en una institución con más de cuatro siglos de historia que ya tiene dos mujeres en su junta de gobierno.

Ha destacado a las reales maestranzas como un ejemplo. «La sociedad en que vivimos requiere ser siempre un ejemplo a seguir, en un momento donde son tan necesarios modelos y referencias éticas, con exigencia y como una forma de liderar», ha apuntado el Rey, al tiempo que ha pedido que estos compromisos continúen «siendo fieles a la tradición y a la historia, pero también con la legítima ambición de ser vanguardia en el servicio de la sociedad, siempre al servicio de España de una forma ejemplar».

Al terminar esas palabras, el Rey ha recibido al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y al resto de autoridades, como la alcaldesa de Ronda, María de la Paz Fernández. Visitó los museos de las maestranzas y saludó a los jinetes encargados del espectáculo en el coso antes de presidir un cóctel donde no faltaron maestrantes que también son íntimos amigos suyos, como Cristina y Pedro de Borbón-Dos Sicilias o su prima Simoneta Gómez-Acebo.

Antes de emprender el viaje de vuelta, el Rey ha parado a comer en el Hotel Cueva del Gato, que se encuentra en Benaoján, a quince minutos de Ronda. Disfrutó de los suculentos platos de Miguel Herrera, el chef solidario reconocido por los Reyes en junio de 2021 con la Cruz del Mérito Civil «por su labor durante la pandemia» al proporcionar comida a personas dependientes. Cuando terminó, desde la base del Tercio Alejandro Farnesio IV de La Legión, salió el helicóptero que le llevó de vuelta a Madrid.